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Archive for agosto 2009

1
En lo oculto se despejan posibilidades de apropiamiento. Qué quiere decir este jaidegeriano. Es mucho más respetable que el caballero anterior que se deshizo en elogios y detalle biograficos e inútiles acerca de manuel atria. O manuel atria era él mismo?. Poco importa. Este tipo del que habla hizo la transición de la lógica clásica a la lógica simbólica moderna. Eso.

2
Vattimo y un filosofar asistemático de la vida cotidiana. El carácter de apuntes. La similitud Wittgenstein – Gianini. Las palabras ya estaban antes como precomprensión. Ante la aporía inicial del tractatus, el principio de expresabilidad: “cualquier cosa que pueda querer decirse puede ser dicha” y podríamos inventar palabras para una insuficiencia que seria del lenguaje y no de la realidad. “No sé como estoy”: no encontramos nada oculto en este estado de animo: lo cierto es que estoy en el modo de no saberme. La lógica considerada como arte y no como episteme. Quedarse con lo expresado o con lo inexpresado. Cerca de la vida y lejos del gabinete. Los efectos inmediatos a la iniciativa de la acción del prójimo. Efectos perlocucionarios: ofender, aliviar, etc. Afirmar como modalidad de la promesa. La predicatividad como fundación de lo humano en Tugendhat. Pero con Hegel optamos por considerar a la naturaleza como complejidad de lo objetivo no más. Y al final, después de las preguntas que nunca son preguntas, una señora hace una acotación-pregunta acerca de la precariedad del lenguaje en los jóvenes. Una cosa muy contingente, sacada de otro tipo de conferencia, que nos saca una risa a todos. “Un empobrecimiento glamoroso del lenguaje”, dice el opus dei que había hablado de los primeros (el de la zalamería biográfica sin contenido). Como si no hubiera un empobrecimiento ilustrado del lenguaje. La señora nos aleccionó.

3
Trujillo. Solo la poesía chilena existiría en su exigencia. Qué chucha es esta fenomenologia de la santísima trinidad. Cristianismo e inconciente. Nunca se alcanza a saber qué es la mujer si la madre es el hijo. Chucha. El poema del inconciente. La identidad obliterada entre familia y espacio público. La familia como lo que piensa en chile. Marchant y la reconstrucción de la familia cristiana. Nunca he leido a Marchant. Deberia.

4
Sergio Rojas. Parte con una cita de Eltit. Y la negatividad del arte y demora de la muerte de dios. Como ese cuento de Philip K Dick que Linklater cuenta haciendo de sí mismo en Waking Life antes de que el soñador lúcido despierte. Termina diciendo, no sé si a partir de ese mismo cuento, que toda la historia humana es el momento en que decimos una y otra vez “no todavía” a la invitación de dios a unirnos a él. Buena cosa esa. Ser un espérate un poquito que estoy vivo. Y con Sarduy: nombrar es distinto de señalar – y la mano que se pasea por la pera, innecesariamente, rascarse la nariz que no pica, rascarse para que pique, arremangarse y desarremangarse-. Operación neobarroca que más que abrir la proliferación de significantes nos demora en el signo y retiene al lector en el espesor del texto o sea en la alegoria. Queda echa la analogía con el todavía no ante dios. Entonces igual entiendo pero no sé en referencia a qué se dice todo esto. Es como reflexión correcta pero sin objeto crítico. El barroco como reflexión de la literatura sobre sí. No se gueon. Efecto barroco: el capitalismo sólo restituyo la vocación de sentido, no el sentido. no el existencialismo de distanciarse de sí sino el desborde de la distinción entre cuerpo y sentido. Subjetivación sin nadie detrás.

5
Un peladito que pone la primera grabación de voz humana del mundo. Es de 1860, Édouard Léon Scott. Lapsus de visualidad no narrativa y el cuerpo que allí se reserva en su aparición. “Todo el mundo existe para llegar a un libro” (mallarme). La poesía posee su objeto sin conocerlo y la filosofía lo conoce sin poseerlo. Valery entendía a la poesía como la vacilación entre sentido y sonido. Arte moderno y la imposibilidad de separar sensibilidad y reflexión. Sólo podría preguntar por los rendimientos críticos de esa negatividad, de ese usarse a sí mismo del arte. Si nos fijamos mucho no podemos ni hablar. O como cuando estamos caminando y va a alguien atrás y pensando en cómo estamos caminando. El sentido de todo lenguaje no pasa por las reglas gramaticales sino también por la intuición y la imaginación haciéndose cargo del mundo. “La poesía es una música que se escucha con audífonos invisibles” (Cortazar). “un poema sólo comunica un poema” (no caché quien era).

6
Barrias. Modelo logofonofalocentrico o algo así. No será mucho? Parece que escribí mal no más. Dramático: querer hacer algo con alguien en el presente. Esto lo distingue de la literatura: palabras que hacen cosas sin el aquí y ahora necesariamente. Duración, desatención, pesadez del cuerpo. Y la economía de eficacia de las obras para evitar eso. Liminalidad y rituales de paso. El canto de los adolescentes de Stockhausen. Lo tengo? Buscarlo. Lachenman. Feli me dijo que bajara Contracadence. Música concreta y la especificidad del despelote. Lo dramático tendría un primer momento sensorial y luego lo semántico. No texto sino estructura narrativa.

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“Es una enfermedad larga y estéril
la de caminar por la calle,
ocupado en parecer ocupado,
como un hombre de negocios
sin negocios”

(Armando Uribe)

Aplazo y aplazo lo del colegio. Ayer llegué del taller y me tumbé como roca viva. Vimos Mártires, una película francesa de una secta científica de gente-bien, asi a lo Hostal, con la diferencia de que aquí torturaban secuencialmente a mujeres para ver si éstas veían algo del más allá, así de la muerte, en el paroxismo del cuerpo vejado en todos los sentidos posibles. Típico de franceses foucaultianos, diría Carlos Pérez. Era algo asi como la historia del ojo de Bataille, pero con la racionalidad sadeana y media cristiana de explorar aquí en tierra firme los límites de la carne con lo divino. Lo único bueno era que no había respiro y la sangre y los gritos llenaban todo. En un solo momento una vieja, como la francesa que acá en Chile nos cagó con lo de los quesitos, soltaba todo el rollo místico-idiota de la revelación en momentos extremos y mostraba unas fotos del lengt-ché. Y al final la pobre tipa se iluminaba cuando le sacaban toda la piel, se supone que algo veía, le decía al oído a la vieja de los quesitos, y ésta, mientras el resto de la secta esperaba que soltara la buena nueva ante ellos, se pega un tiro en el baño y se muere con el secreto y termina la película. Hay que esforzarse para que las películas dejen algo a veces. Esta por ejemplo daba para harto, pero prefirieron ser chocantes y franceses no más. Y eso. El velador suma y suma libros y voy subrayando y guardando citas o frases aleatorias como un perro que entierra cosas en el patio asi: “Estar callado en alemán” (Macedonio Fernández), “Somos obras de arte momentáneamente vivientes” (Lihn), “Don Francisco es un rectángulo” (¿Feli?), “Los días tienen la confusión del desván donde nadie sube” (Teilleir), “El estúpido afrancesamiento general del continente” (Pablo de Rokha), “Cada filosofía no presentas otra cosa que el modo como construye la suprema felicidad como idea” (Hegel). En la parte de debajo de este word de puras citas he anotado asi en mayúsculas el siguiente ejercicio que pretendería dar sentido a algo que en principio es mera colección:

ARMAR UN TEXTO EN BASE A TODAS LAS CITAS DE TODO LO QUE HE LEIDO HASTA EL MOMENTO EMPEZANDO POR LO ÚLTIMO. PRINCIPALMENTE FRASES CORTAS. LAS CORTAS SERIAN PARA POEMAS. CON LAS LARGAS NI IDEA. ENTONCES AGRUPARLAS ANALOGAMENTE A COMO COMENZAMOS A ARMAR UN ROMPECABEZA. LAS ORILLAS PRIMERO. DESPUÉS EL CIELO. SI NO HAY DIALOGO POR LO MENOS HABRA UN ABSURDO BIEN DETERMINADO Y CON PRETENSIONES DE OBJETO METALITERARIO. EN EL MEJOR DE LOS CASOS SE HABRÁ PENSADO ASISTIDAMENTE, COMO CRUZANDO UN RIO DE PIEDRA EN PIEDRA, SÓLO QUE EN ESTE CASO LAS PIEDRAS-CITAS (PIEDRECITAS?) ESTAN ANTES QUE EL RIO Y LA NECESIDAD DE CRUZAR.

Entonces está eso. Con un semestre como este es lo mínimo que puede hacerse. A veces me convencen que mi mínimo es muy mínimo. Y así oscilan los días. Entre mi mínimo y el mínimo de los otros. Y despierto y de nuevo el sueño pesado, la dificultad de despertarse, o el despertarse y seguir durmiendo, indicio del desgano, un pan pita con queso un café y los simpsons, después me baño, con la cabeza con champú debo salir a prender de nuevo el calefon de mierda que se apaga. Afeito y saco de cuajo estas chuletas a ver si se produce la idiota cadena de la mariposa que vuela en una selva africana. Todavía faltan dos horas para entrar a clases. Una clase a la que voy de puro gusto. Unos días que si no fueran de puro gusto ni serian. Arreglo los poemas para el concurso del mercurio. Casi todos los días pienso qué haría con esos seis millones. Ya me dieron un buen dato de un colegio y creo que voy por ese. Lavo la loza y paro por frío o quizá porque me dio rabia mojarme los pies pelados. No tengo ganas de hacer la cama. Amontono las colchas en un cerro que también contiene calcetines y fotocopias. Casi siempre hago la cama apenas me levanto. Pero tengo ganas de salir, por lo menos. De ir en el metro escuchando música. De ir a comprarme la fenomenologia. De leer un meil que me cambie la cara. De estar en el patio de la u hablando con Julio. O que me digan que no soy un amigo tan como la mierda. O hacer algo por ello. Mejor.

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comer y leer y nada más

Estamos en la cola del super y lo veo más claro que nunca y le digo a Julio: “Es como si se tratar de comer y leer y nada más”. Es lo único que ha pasado en el día: despertar y pensar en el almuerzo y convertir lo que resta de la tarde en leer y escribir. No sé qué pasa que no hay un fútbol bueno para ver en la tele. Aparentemente llegará un tiempo en el que ya no habrá ciertas licencias y quizá haya que comer mal y leer mal o ni comer ni leer. Pero ya estamos preparados para que ese tiempo no llegue. El viernes salí a comprarme American Splendor de Robert Crumb pero no sólo no estaba sino que costaba diez lucas, como los otros de Crumb que habían, siempre con mujeres gigantes de muslos monstruosos y pobres tipos flacos tratando de encaramarse allí. Habrá que esperar que RSB haga su pedido y comprar Our cancer year en ingles no más. Habiendo fallado esta compra pasé a la TXT, estuve a punto de comprar un libro de Germán Marín, algo con unas olas, olas que vuelven, olas lentas, no sé, era en formato de diario, pero como estaba plastificado no pude intrusearlo. Por un momento pensé en comprarlo sólo por lo dicho al Mercurio hace algunas semanas –“No soy un autor con muchos lectores, lo cual, a la distancia, habla bien de mi. Quizá mañana tenga menos lectores (…) Ser considerado best-seller es un insulto”– pero deseché la opción marginal por su absoluto contrario de rebosante afirmación mágica y gueas: me quedé con La danza de la realidad de Jodorowsky, que hace años, mediante los subrayados de Feli, me había entusiasmado. Después de almuerzo me leí las primeras cincuentas paginas de corrido: una infancia perdedora, en Tocopilla, con personajes posiblemente inventados, buenas anécdotas y la clásica conciencia infantil de la miseria humana que volvía al autor un niño tan especial que, por ejemplo, al enterarse de la terrible enfermedad de su vecinito el Turco –acrecentada precisamente por la competitividad que generaba el negocio del papá de Jodorowsky-, éste se lanzó del segundo piso y cayó de rodillas. Asi que compré ese, y mientras me lo pasaban por la máquina una moto chocó afuera. Lo vi como en las películas, como cuando quieren mostrar sin mostrar, era lo que podía ver desde el ventanal, la gente girando la vista, deteniéndose, el señor del quiosco reconstituyendo la escena con movimientos de manos. Cuando salí ya no había nada. Volví y busqué durante media hora un lugar con CDF para ver Curicó vs Audax, pero nada, fui hasta el horrible Bellavista y sus legiones de horribles gentes y nada. Quedé con Feli en el Prosit, al lado de este bar pap juvenil que siempre tiene una fila interminable. “¡yo soy de boca y que guea!” me gritaba un tipo desde la fila de imbéciles al ver mi camiseta de Curicó unido que el interpretó como de River Plate. Feli aun no llegaba. Me acerqué al tipo, a unos dos metros. Cuando me guevean y no sé qué hacer, me acerco. Algo le dijeron los amigos y se calló. Y me sentí bien, mirándolo, sin decir nada, y que él callara. Seguramente me podrían haber pegado entre todos, pero no fue asi. Feli apareció y caminamos hasta el café Baquedano, allí en el segundo piso tenían CDF. Y de a poco fueron llegando: Engel, Nico, y Javiera. Curico empató a uno, como con el Colo y la U, se parte ganando y al final nos vacunan. Y derivamos acá. Y me dolió la cabeza y a las doce estaba tratando de dormir. Y.

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El taller empezó tarde y todos leyeron menos yo. Había una cámara dando vueltas. Yo olvidé, quizá a propósito, imprimir algo para leer. Un noutbuk que había tampoco quiso cargar mi blog. Asi que no leí nada. La sesión pasada Carlos Cosiña nos hablaba de cómo se construye el mito de los artistas en general, evidenciando de algún modo la arbitrariedad de todo mito, es decir, la separación entre arte y vida que vuelve como novedad desde la cosificación echa por la cultura. Vimos ese documental de Rodrigo Lira que ojalá alguien tuviera en dvd para copiarlo. Lo importante es que en este caso, con o sin mito, el texto pesa por sí mismo. Con o sin suicidio, los poemas de Rodrigo Lira son un ejercicio de terrible fusión entre arte y vida. Salvo las escenas sacadas de no sé qué videoclip añejo, por ejemplo una mujer desnuda siendo muy natural frente al mar, el documental era bueno, con la mamá insensible hablando en tercera persona de su falta de cariño, y las lecturas, la voz periodística-chistosa de Lira y la pequeña biografía. Para ese entonces no estaba la conciencia de producción mítica del mismo modo que no estaban las técnicas. Ahora algunos poetas deben simular locura. Esforzarse por parecer locos. Forzar la forma. Y caer en la performance vacía. En lo que ya las vanguardias entregaron y quedó suavizado. Luego del taller nos juntamos con la Paula y comimos unas ensalás con pollo y salsas en unas especies de pelelas azules en un lugar que ya olvidé el nombre. Se rió de mi música. Quizá me dijo snob. Me reí de sus encías de vianesa. Y decidimos que este de té de hierbas de bolsa rosada -Rodrhip with hibiscus- es el peor del mundo.

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el tren y el atropello

Nadie en la estación de trenes. Una “palomita” o vendedora de tortas curicanas sentada y nadie en la estación de trenes. Ni los trenes están. Un guardia, después, paseándose. Y el pasillo amplio y tosco, con baldosas salidas, recalcan la provisoriedad de los viajantes que llegan de a poco y se van esparciendo. No entiendo por dónde subirme. Dice carro dos pero no abre la puerta. Es más allá, claro. Casi todos han subido al coche salón. Encuentro mi asiento junto a una madre joven con su hijo. Se duerme a medias uno, hay muchos niños, sonidos de bolsas con comida basura, y bebidas, como si fuera obligación, mamaderas con bebidas, vasos plásticos con bebida, una alternativa barata y colorida, supongo. Se intercala el sueño, la música y la ventana. Pero el sueño es de mentira. Es escuchar el ruido de los rieles y las voces con los ojos cerrados. Esta vez si se ve por la ventana. El paisaje en movimiento es un imán. Si viviera siempre como dentro de un tren y estuviera siempre lloviendo seria distinto: añoraría los tumultos y las explanadas ya no en movimiento. La mamá despierta a su hijo para la papa, pero él le pega en la cara, me río, se ríe, él la abraza y vuelve a acurrucarse en el pecho, que este niño es tan dormilón, que tiene que darle la papa antes que lleguemos. Y el tren se detiene. Comienza a retroceder lentamente, parando de vez en cuando y retrocediendo como si a alguien se le hubiera caído algo en el camino. Entonces vuelve a detenerse. “Estaremos detenidos por atropello de persona” –dice la voz por al altoparlante. Especulamos con esta mujer cuánto tardaran los pacos en llegar y sacar al muerto y todo eso. Sin ningún apuro ni nada que exija mi pronta llegada me parece excelente pasar un rato más en el tren. Me dice que debe ir a calentarle la papilla al hijo, que si me puedo quedar con él, pero me lo dice mientras se para, y ahí nos quedamos. “Atropellamos a alguien y ahora están sacándolo desde abajo del tren”, le digo, “¿abaho, muettto?”, me pregunta y toma un envase vacío de bebida simulando un tren. Agarro un envoltorio de galletas y lo pongo debajo del tren: “asi”, digo, y atropellamos al envoltorio, una y otra vez, hasta que llega la madre, la papilla no le gusta, salgo al baño, por hacer algo, para ver si se ve algo abajo, no se ve el bulto pero sí gente corriendo de acá para allá, tramitando al cadáver. “Haremos trasbordo de tren por el costado derecho en unos momentos, reúnan sus cosas por favor y gracias por la paciencia”. Y sólo había pasado media hora. Yo esperaba que se transformara en ese cuento de Cortazar en que la gente se pone a vivir la cotidianidad en un taco de carretera. A los diez minutos llega un metrotren. La subida queda alta. Unos tipos ya se han autoasignado para ayudar a las señoras un poco gordas o viejas. Me subo por donde no hay nadie para no importunar. Y asi pasan veinte minutos más. Era harta gente, quiero decir, eran muchas señoras con hijos y bolsos. Un hombre ha puesto su rodilla como peldaño para una corpulenta mujer. Es bueno ver cómo si improvisa la preocupación por el otro, pero es bueno sólo en el sentido en que las instituciones dejan de ser necesarias. Entonces avanzamos, finalmente, la cosa echa a andar, me he puesto al fondo, sin nadie cerca, para estirar los pies hasta el asiento de enfrente. Blue in green de Miles Davis se ajusta al paisaje mojado y a estos rieles que desaparecen hasta formar un continuo liquido de fierro por el que vamos.

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La personalidad de Ricardo Lagos. El papá pitufo de la política. Si hasta trató de “hijo” al cabeza de udi que lo increpa Paulsen lo estudia y le hace preguntas al final de la ronda. Y Villegas que introduce 10 adjetivos por pregunta –flojos, ineficientes, ladrones, carerazas-. Antes Tolerancia Cero era el rito de los domingos con Feli pero ahora o me quedo en Curicó o estando allá Feli hace visitas de media hora no más. Mañana me voy en tren en la mañana, o sea, como a las una, algo ha pasado y ahora el pasaje cuesta 100 pesos menos que en bus. La última vez que viajé en tren y pensé que iba a ser bueno las ventanas eran de un material que impedía ver nítidamente hacia afuera. Espero que ahora sea distinto. Y que se ponga a llover. Que llueva una semana, un mes, de corrido, y que la gente ya no pueda salir de sus casas, ni a trabajar, ni ir la hospital, como en ese poema de Bukowski, que llueva todo el año, y gritar con de Rokha, “¡Está lloviendo, está lloviendo, está lloviendo, ojala siempre esté lloviendo, esté lloviendo siempre y el vendaval desenfrenado que yo soy íntegro, se asocie a la personalidad popular del huracán!«. O no decir nada. No decir nada de nadie. Mantener la humilde certeza callada a pan y agua no más. A pan y agua y escribir. “Toda la infelicidad de los hombres proviene de una sola cosa, que no es saber quedarse quietos en una habitación”, dice Pascal, pero tampoco hay que exagerar. Digamos, entonces, que eso es lo mínimo no más. Una semana a lo Pascal siempre viene bien. Total afuera siempre esa lo lo mismo.

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el pobre imaginario

Ninguna teleserie vale ya la pena. Hay más ingenio en un capitulo de La vida moderna de Rocco que en cualquier trama esperable de teleserie. Tratan de reflejar la vida y sólo consiguen engendros mal paridos de cómo creen que uno quisiera que fueran las cosas. Incluso de cómo quisieran que uno quisiera que fueran las cosas. Hasta los errores se ven falsos. Y cómo hablan. Ahora en el trece dos minas se agarran de las mechas en una cocina. ¿Eso pasa así? Díganme, últimamente ¿han visto dos mujeres solas en una cocina que deciden agarrarse de las mechas? Y aunque lo hayan visto, ¿acaso no han visto a dos mujeres haciendo algo mejor que eso? En las teleseries las mujeres siempre son el reflejo del machismo, del machismo femenino, por supuesto. Siempre afectadas y furiosas y planeando cosas contra los terribles o despreocupados hombres: la naturaleza que pierde ante la sociedad. Y no pasan de eso. Deberían leer a Raymond Carver estos sacos de gueas y se darían cuenta de los infinitos matices de la incomunicación. O de la comunicación implícita. Tendrían nuevos rendimientos. La imagen ahora cambia a una casa de teleserie colorida, feamente colorida, llena de gente, todos expectantes porque un tipo esta aireado y a punto de pegarle a otro. Es para la risa. Tratan de detenerlo. Las mujeres tratan de detenerlo con premeditada infructuosidad, como si fuera un esquech del colegio o del Vengaaaaa Comiiigoooo. Allí no hay nada de furia. Nada que haga pensar en algo. Nada de nada. Y el cine chileno, sin haber visto ni el 20% de todo lo que ha salido en los últimos cinco años, me arrogo el derecho de decir que se trata de pura sobreproducción de idiosincrasia o extensiones o variaciones de las series de chilevisión de infieles de casados de mujeres que matan de infieles que matan y que muestran la realidad, o sea el vecino que se folla a la vecina, el culito, la tetita, el curaito, el drogadito, el rumpy y gueas, como si eso fuera Lo Real. Me acuerdo de la primera vez que vi Monos con navaja y me cagué de la risa con los excesivos garabatos. O cuando fuimos al cine a ver la Buena vida, simple pero mala. Y es que hay simplezas perfectas. Como las de Kaurismaki. Por eso hay que seguir bajando y bajando películas. Porque más encima se va a acabar la mano de VTR gratis con esto de los nuevos modem o como se llamen estas cosas que están poniendo que son como las de Telefónica. Y no sólo eso: la fuente de poder del pc que es tan vieja que ya ni existe y no sé dónde la voy a encontrar. La batalla contra el mínimo soporte de tecnologías necesarias para la vida. Y las batallitas motor de esta historita. Y la historita que es menos mal imposible de ser por sí misma. Y alguien, otra historita, que aparece como sin querer, como sumándose a la simpleza benevolente de todo. Mejor vamos al cine a ver una comedia gringa idiota ya?

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Cuando la pelota va en el aire y nos quedamos todos callados y paf la agarra de aire de afuera del área y la pelota lo único que toca es la red y uno ni siquiera grita goool sino que uuuoooooossgghhh jrwcgrgweh, es la mejor guea del mundo. Sobre todo cuando se trata del equipo que uno sigue que no suele hacer ese tipo de goles. Y en eso estaba parece cuando abajo aparece el tipo que vende las empanás mostrando mi celular a la gente. Se me había caído. Le hago la seña, tratando de que no se note que a mí se me cayó. Me lo pasan, de mano en mano, entremedio de merecidos murmullos de “agueonao cuécete el bolsillo” y cosas por el estilo. Y en realidad: el bolsillo estaba descocido. Curicó termina ganando dos a uno a Palestino. Mi papá está más flaco y ya no se queja de nada. Me alegra verlo así. Le pego palmaditas en la guata como siempre. Me cuenta lo que almorzó con el mismo entusiasmo idiota con que yo pienso en mis coloridas comidas. Y a la salida aparece bruno. Caminamos por O’higgins, la calle emblema de Curicó según nosotros, bruno se detiene en un boliche que en realidad es un patio interior de tierra de una casa colonial, hay unos mesones de madera, plantas, todo muy de campo, “ahí está Curicó”, me dice Bruno. O’higgins es una calle sin negocios modernos. No sé qué signifique eso. Ni porqué suceda. Pero lo cierto es que la calle entera es como esas revistas que se vuelven amarillas de viejas en los quioscos. Llegamos a los trenes a buscar mi pasaje. En la plazoleta de entrada están los vagabundos investidos de ponchos y cercados por perros bufones. La disposición de perros y hombres es la misma. Y en la caseta dos mujeres están pero ni están: están al fondo en una mesa, me ven y me dicen desinteresadamente “¿qué quiere?”, “un pasaje a Santiago para mañana”, digo, entonces se acerca con parsimonia y prende la pantalla. Primero se equivoca y me hace uno para las diez de la mañana. “Le he dicho para las doce y usted me ha dicho sí”, le digo con voz suave. Y volvemos. No hay casi nada abierto en el centro. Bruno me cuenta de la revista que están haciendo y de su proyecto de encontrar escritores o personajes curicanos que se merezcan un documental. Vamos como por la católica y notamos sangre en el suelo. Se me activa el chip de Grissom y empezamos a seguir la dirección de las gotas. Los tipos de salpicadura. Pero no descubrimos nada. Las gotas desaparecen en un punto fijo. Y cuando llegamos acá lo descubrimos: mi mamá me cuenta que cuando fue a dejar a mi hermano a su ensayo por acá cerca, justamente donde vimos las gotas de sangre, un tipo, un drogadicto, había asaltado y golpeado a un niño que iba a ensayar allí, pero la sangre no era del niño sino del mismo infeliz que se había escapado en la noche del encierro y se había cortado las muñecas. Después mi hermano llega y le da pena por que conocía al niño y llora un poco. El niño está en el hospital con magulladuras y nada más. El niño, también, es pariente de mi tia ana. Le rompieron los lentes. Eso me dio pena. Que un gueón grande le rompa a propósito los lentes a un niño es algo que da o ganas de llorar o de ir pasando por ahí y caerle a golpes. Y eso. Sirvo dos tés. Prendo el play. Y vuelvo a perder con bruno.

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Lionel Tran, Sida mental

“Debajo del bloque mamá encuentra la muñeca rota. Tiene ojos de mala. Entonces tengo miedo, me hago pipí en los calzoncillos. Me doy prisa. Cojo una silla para echar la llave. Escucho los pasos de mamá por el pasillo. Anda rápido. Está muy enfadada. Escucho el ruido de su respiración tras la puerta. La llave gira en la cerradura. La puerta no se abre. Da patadas y puñetazos a la puerta. Tengo las manos en los oídos para no escucharla gritar. “¡Abre! ¡Abre la puerta inmediatamente!” Estoy llorando. Los mocos me llegan hasta la boca. Me duele el pajarito, mojado.”

“Me lee con frecuencia las cartas de Sandra, una chica con la que salió cuando tenías diez años. “Mi gran amor, pienso en ti escuchando la cinta de la Boum cuando estoy sola en mi cuarto. te envío un trozo del tapiz que hay encima de mi cama para que te acuerdes de mí. Sandra. P.D.; ¿Tienes la cinta de la Boum? Si no, te la puedo grabar”. Nos reímos. En el colegio le cuenta a todo el mundo que ella se unta el coño con pasta de dientes para que le crezca el pelo más rápido. Al principio de la noche nos comemos una pizza congelada y abrimos un litro de 33 Export delante de la tele. Hacemos zapping buscando mujeres excitantes. Somos particularmente exigentes. Las dividimos en cuatro categorías; buenas, buenorras, follables y para matarlas. Su madre pasa a nuestro lado sólo para regar las plantas o para coger el Télérama. Se pelean por los estudios. El tono sube, pero ella permanece tranquila. Después nos ofrece un vaso de zumo de naranja. Que esté ahí o no, no cambia nada en nuestra actitud.”

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Vengo del dentista, nunca había sentido ese fuego, esa parálisis roja de mierda que me agarró hasta la lengua, y eso que era la anestesia no más. “Es un nervio, debo haberte pasado a llevar un nervio, casi nunca pasa”, me dijo el dentista. Hablamos de futbol, sólo de futbol, de Curicó Unido, de Chile. Le digo que contra Dinamarca parecíamos de futbol ingles, y que mejores canchas nos darían mejor futbol. Hay una asistenta nueva. Nunca he visto a dentistas con asistentos. Y siempre son jovencitas. Él hace lo suyo y yo miro la luz y las formas de las gotas en el ventanal. Cuando termina ya ni siquiera puedo escupir, me siento como Popeye, así que devuelvo el hilo de saliva y sangre por donde mismo quiso salir (como después del chocolate). Supongo que a la asistenta también le pagan por ver eso y no reírse ni decir nada. Bajo por el ascensor, llego al primer piso, no alcanzo a bajarme y una señora entra y me tapa la pasada, se queda mirando para abajo, sabe que ha sido impertinente y mira para abajo. Dejo que la puerta esté a punto de cerrarse y apretó el botón para que se abra. Espero tres segundos más. Somos sólo yo y ella. Entonces salgo, lentamente, odiosamente, salgo. Voy escupiendo en el suelo mojado, pero como no puedo escupir parece cualquier cosa, o específicamente quizá parezco alguien que ha terminado de vomitar y se deshace de lo último, el paragua se dobla con el viento y lo hago cagar por tonto: lo doblé, lo partí por la mitad, le saqué el mango y el resto lo boté a la basura. Dentro del basurero ya habían dos paraguas muertos. Y en el camino más, botados en la calle, paraguas baratos, caídos en la batalla. Llego acá y sucede que la nana está vomitando en el baño de atrás, creen que está embarazada, la merodean de preguntas, está pálida la pobre, sentada en el sillón del pasillo, de lo que se sigue que debo ir a buscar a mi hermano, con un paragua de genero bueno ahora eso sí, resistente, de mango duro, y otro paragua tonto que resiste unas cuantas cuadras no más y se lleva su merecido también, sólo que ahora se le ha roto a mi hermano, y en vez de romperlo altiro hemos optado por forrarlo a la mochila, a la parca, con todas las hilachas y fierros amarrados, como una carpa negra, con un hoyo al medio para que pueda ver hacia adelante, están todos como locos en la calle, es que llueve con viento así de lado, es un buen desorden, las niñas del liceo salen alborotadas y felices, ven a mi hermano-carpa y se ríen, se distingue claramente a la gente que disfruta con esto y a quienes les carga: ciertas señoras que cuidan sus peinados como si fueran pequeños seres vivos pasan casi trotando escapando de la balacera de agua mientras otros estoicos avanzan poniendo el pecho el pelo todo mojado. Con un paragua y casi abrazados llegamos al ensayo de éste. Algo de unas alianzas. Algo de un músical de Aladino. Este gueón está empapado y cagao de hambre pero le da lo mismo. Esa es la actitud, le digo.

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“La prensa diaria habla de todo menos del día a día.                                                                La prensa me aburre, no me enseña 
nada; lo que cuenta no me concierne,
no me interroga y ya no responde a las preguntas
que formulo o querría formular.”

(George Perec)

“¿Quién será el abochornado de hoy?”,
se preguntan los lectores al abrir cada mañana nuestro periódico.

(Antonio Gramsci)

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Un pobre viejo perpendicular. Un ángulo recto de persona. En el andén de enfrente, caminando más lento que la cresta, avanza como un bichito, como una caracolito con vestón y bastón, en el jardín, su tentativo jardín, o sea esto que él vuelve su barro o pasto con su agachadura y su curvatura y su dificultad que para él ojala no sea como lo es para mi al verlo. Aun siendo esperable la contraposición del vertiginoso mundo a su alrededor que lo vuelve punto de fuga, caigo, mientras lo veo pasar, pesa, y caigo en eso que acontece con mayor precisión que cualquier calamidad de las noticias. Una pena situada. Un puchero ante quién. ¿Para qué esta mínima miseria que comparto con él y que es como si estuviéramos haciendo el ridículo juntos? El tope es la imposibilidad de padecerlo: sensación de que si no lo hago esta idiota condescendencia lo volverá aun más agachado y lento. Por lo menos no tiene que verle la cara a nadie, ni toparse con los estúpidos avisos publicitarios del erguido mundo, me digo, mientras lo veo llegar a su meta.

2
Fue como hace dos años. Yo iba al supermercado, al Unimarc acá en Curicó. Parece que era invierno y estaba oscuro pero eran las seis de la tarde no más. Por eso es que lo vi cuando ya estaba encima: un viejito en el suelo, su bicicleta de viejito al lado, y su bolsa de supermercado agarrada del manubrio, con dos o tres cosas. Me apuré, lo levanté, luego su bicicleta, las preguntas de rigor, él balbuceó algo, un poco avergonzado, dijo algo acerca de lo oscuro que estaba y no sé qué más, le pregunté si lo acompañaba, creo que hasta le tomé el brazo innecesariamente, y echó a andar. A la vuelta le conté a mi mamá y lloré, un poco.

3
El ruido del piso de arriba. Una mujer que corre, que trajina, que se mueve. Tacos. Cosas que caen. Cierres. Tazas. Todo apurado. Siempre como a las seis de la mañana cuando empiezo a quedarme dormido. Debería dejar la ropa lista antes esta mujer. Por todos los pasos que se oyen debe usar varias cremas, pantys, y demaces artefactos. La Natalia me decía que tenia que ver con el tipo que se suicidó hace un año allí mismo. Pero eso era antes cuando los sonidos no estaban conectados unos con otros como ahora. Ahora uno hace mentalmente la secuencia. Antes eran porrazos. O muebles arrastrándose pesadamente. Yo prefería el fantasma.

4

“No es menos cierto que existen insomnios que afectan al mismo tiempo la facultad de dormir y la de estar despierto; y, lo digo con toda la seriedad del hombre durmiendo, para elegir entre dos coqueterías, óptese por la peculiaridad de ser un gran dormilón, porque es factible aparentar dormir -aunque fatigoso-, y no es fácil aparentar estar despierto. Aquí se sabe (por los diarios, como todo) que una persona que ha sido despertada durante un simple cuarto de hora, por la caída del techo sobre su cama, o por el paso sigiloso de un gato por la pared que debería tener el terreno de enfrente, y continúa durmiendo de seguida hasta que la desayune alguna sirvienta, no dejará de proclamar por todo el día siguiente, el infalible día que cuelga de cada noche por su extremo Este; «No he pegado los ojos esta noche».

(Macedonio Fernández, Papeles del recienvenido)

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1. Falacias de atingencia.

Conclusión inatingente.
(…) Por ejemplo un mapuche que ha matado a su esposa a hachazos podría, al verse acorralado, tratar de justificarse (inatingentemente) sacando a colación la historia de represión de su pueblo y la importancia de los pueblos autóctonos para el país. Podría, eso si, darse el caso en que esto ocurriera, sin embargo, la cadena de determinaciones es mucho más larga, de manera que la falacia está en pasar de golpe de una cosa a otra esperando que quede justificada asi sin más.

Argumento ad hominem (ofensivo).
(…) En los partidos de fútbol esto se da a veces con una conciencia tal que raya en la ironía. Daré tan sólo un ejemplo que me ha tocado presenciar hace poco. Jugaba Curicó con Unión Española y el árbitro no cobró cierta falta, todos nos pusimos a gritar improperios clásicos, esperables, entonces cuando ya todos callamos un astuto grito: “mala persona, fascista, torturador” con un tono de odio evidentemente ficcionado. Y esto causó mucha risa en tanto uso conciente del argumento ad hominem.

Argumento ad misericordian (llamado a la piedad)
(…) El llamado a la piedad apela a la sensibilización e incluso a la sensiblería de poner las determinaciones del mundo por encima y anulando la voluntad para que se acepte la conclusión de la inocencia que, en cuanto enunciado, quedaría como: “pedrito realmente no mato a su mamá”. El ultimo ejemplo dado por Copi es notablemente divertido: un hijo que ha asesinado a su padre y a su madre pide piedad por su especial condición: sucede que ha quedado de pronto huérfano (¡!).

2. Falacias de ambigüedad.

El equivoco.
(…)
Algunos días son perfectamente malos;
Raskolnikov fue perfectamente malo:
Entonces algunos días son Raskolnikov.

La anfibología.
(…) La anfibología ocurriría al decir, por ejemplo: “¿Puedes hacerme un pan antes de bañarte con mantequilla?”. En esta falacia no formal se ve que no hay la mayor perspicacia para aprovecharse de alguna irregularidad y pasa más bien por un error de elaboración de la frase –salvo que uno quiera instar subrepticiamente a que alguien se bañe con mantequilla-. “Deje subir antes de subir” dijo el otro día el altoparlante del metro. O hace poco en una tienda una señora entró y preguntó: «¿Tiene mochila para niños con ruedas?».

El énfasis.

(…) Un ejemplo ejemplar para esta falacia no formal ocurrió en un capitulo de Los Simpsons: Marge y Homero están conversando en su pieza sobre la crianza de los niños y Marge dice: “¡Ay Homero!, es que los niños pueden ser tan crueles a veces”. “¿Podemos?”, dice Bart que iba pasando por el pasillo y se oye como corre hasta la pieza de Lisa a molestarla y pegarle. Se ve que la oración inicial tenía el sentido de constatar algo terrible del mundo en un formato que desde Bart fue leído -convenientemente- como una afirmación e incluso como un imperativo.

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Slacker vs Manhattan

Me entero en el bus que Curicó está jugando con la U. Pensé que era el domingo por la chucha. Termino de escuchar el empate a uno en el pendrai, los últimos quince minutos. Pareciera que llueve afuera. Me molesta esta ventana. No es amplia. Me tocó esa parte que separa una ventana de otra. Y un tipo al lado que ha puesto casi la mitad del cuerpo en el pasillo para poder ver bien la película. Esparzo con el dedo la humedad de la ventana que se traspasa y me mojo la cara, los ojos, un poco. Es que el aire de mentira que tienen aquí. Es como respirarlos a todos a la vez. Se acabó la pila y Manhattan quedó a la mitad, justo cuando esta tipa nerviosa y culta está terminando con su amante casado el amigo de Woody quien supongo que al final de la película se queda con ella y no con la menor de edad. No quise dormir. No pude. Woody Allen es como un Linklater emperifollado. Aunque en Waking Life o en Slacker (de Richard Linklater) los monólogos aparecen un poco a pito de nada, con tipos que pueden hablar diez minutos de corrido, los textos terminan siendo una buena excusa, sobre todo en Slacker, en donde, pese a la comunicación secuencial sin mucho intercambio -como solos de jazz que terminan aburriendo-, ocurre un desmarque de la intelectualidad ya consumada, ese mundo caro, conservador y divertidamente nihilista que podemos ver en Woody Allen. Si con Woody es la banda de jazz sonando en algún bar y el sonido de copas y los comentarios inteligentes, con Linklater espiamos en todas esas conversaciones desprolijas y apasionadas de a medio camino de nada, de tipos que sólo pasean, o que están tomándose un café barato, siempre con rabia, con alegria rabiosa, con esa certeza destructiva de tener enemigos específicos, seguros de que “la pizarra de la historia americana necesita ser borrada”. Aunque sean teorías conspirativas de la internalización del soborno a través de Scooby Doo y las Scooby galletas, o aunque se trate de mujeres alrededor de una mesa hablando del rechazo –«una rechaza, o es rechazada, no veo por qué ofenderse», comenta una-, el tono es radical desde muchos sentidos, pues Linkater, cuando menos en Slacker, subordina la historia a la posibilidad de dar con una variedad de hablantes, entonces termina siendo una cuestión de opciones, porque de cine yo no tengo idea, digo, técnicamente hablando, y lo que me interesa es el material, el texto, que pueda sacarse de una película. Los tipos de toma y todo el contenido que pueda desprenderse de la forma es algo con lo que no sé meterme. Entonces, sólo en este sentido, es que a Linklater le seria beneficioso algo de ese pin pon de frases que hace que Manhattan de Woody Allen sea irónico pero inofensivo, o por lo menos la mitad de la película parece serlo, que es lo que llevo. Y bueno, me bajo del bus y en la Plaza de Armas están echando nieve, han traído nieve desde Los Queñes imagino, para el día del niño, y están improvisando un tiradero de niños con nieve, unos cuantos hombres con palas, a las diez de la noche. Espero poder lanzar a mi hermano por ahi el domingo. Y ver si me dejan probar a mí también.

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mal significante

El bolso está malo. El cierre. Lo noto a última hora. Mañana debo irme. Pero ya me acosté. No hay ningún lápiz cerca para dejarme un recordatorio que me diga que debo mandarlo a arreglar. Tiro un cuaderno al suelo y otras cosas, así cuando vea mañana el suelo, recordaré porqué he tirado las cosas. Pero despierto y recojo todo: el cuaderno botado es sólo un cuaderno botado.

(Viernes o7 de Agosto)

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Soñé con mi abuelo que ya ha muerto hace mucho. Entraba a la pieza de él acá y estaba sentado en una silla. Me daba miedo y hacia eso que se hace en las películas, sacudir la cabeza, cerrar la puerta, y volverla a abrir para corroborar. Entonces lo veía ahí y ya no me da miedo sino que se me venian imágenes de otro sueño, uno que tuve días luego de que muriera, esa primera vez que lo vi en un sueño se veía bien. Y creo que por eso desperté: no se puede recordar otro sueño dentro de un sueño sin desarmar todo: o se despierta o se vuelve sueño lucido, y hace tiempo que ya no tengo de estos últimos.

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“Ser escritor es convertirse en un extraño, en un extranjero: tienes que empezar a traducirte a ti mismo. Escribir es un caso de impersonation, de suplantamiento de personalidad. Escribir es hacerse pasar por otro.”
(Justo Navarro)

“Fui a Chile con la idea de no leer ni escribir nada.”

“Pues mira, yo tenía unos siete años y fui de excursión con la familia. Con nosotros iba Olga, una amiga de mi madre. Olga estaba embarazada y, en un momento dado, después de mirarme un largo rato, le preguntó a mi madre: ¿Tú crees que mi bebé sacará la leche de mi sangre? Al oír esto, le dije a Olga en mi lenguaje de niño: ¿Cómo puedes ser tan tonta? Entonces ella me miró con rabia y dijo: Dios mío, ¿cómo puedes ser tan malo y tan feo? Cuando volvimos a casa, le pregunté a mi madre si era verdad que era feo, y ella me dijo: “Sólo en Chile”.”

“Hotel Brighton de Valparaíso.”

“Todo se ha escrito, todo se ha dicho, oyó Dios que le decían y aun no había creado el mundo, todavía no había nada. También eso ya me lo han dicho, repuso quizá desde la vieja, hendida Nada. Y comenzó.”
(Macedonio Fernández)

“¿Y no habrá en el paraíso otra muerte?”

“La literatura va hacia sí misma, hacia su esencia, que es la desaparición.”
(Blanchot)

“Odio a la gente que es de una gran bondad porque nadie les ha dado la oportunidad de saber lo que es el mal y entonces elegir libremente el bien.»

“Me alegraría de otra muerte.”
(T. S. Elliot)

“Unos nombres de autores que, al reforzar con sus vidas mi autobiografía, me ayudarían a componer un retrato más amplio y más fiel de mi verdadera personalidad, echa a parte de base de los diarios íntimos de los demás, que para eso están, para ayudar a convertir a alguien, que por si sólo sería más bien un hombre desarraigado de todo, en un personaje complejo y con cierto tímido amor a la vida”

“Me conozco a mí mismo, pero es eso todo.”
(Scott Fitzgerald)

“Nunca he encontrado a uno de esos que se jactan de no haber estado nunca enfermos que no sea por algún lado un poco tonto; como esos que se envanecen de nunca haber viajado.”
(André Gide)

“No me conozco a mi mismo y espero en Dios no conocerme nunca.”
(Goethe)

“Más que el genero autobiográfico, el autoficticio.”

«Seria hoy perfecta
La loca carrera hacia la terraza
Un terrible salto al vacío
Quebrar las maderas de esta casa carbonera
De la calle Provenza
El salto al vacío
Lanzándome desde la sexta planta
Como el ama de casa que tira con indiferencia
Un balde lleno de agua sucia.»
(Rosario Girando)

“Como escritor, tal como puede apreciarse, llevo una vida de ama de casa.”

“Escribir es una forma de hablar sin ser interrumpido.”
(Jules Renard)

“Te agarras a lo que tienes más cerca: hablas de ti mismo. Y al escribir de ti mismo empiezas a verte como si fueras otro, te tratas como si fueras otro: te alejas de ti mismo conforme te acercas a ti mismo.”
(Justo Navarro)

«El estilo, esa facilidad para instalarse e instalar el mundo, ¿eso es el hombre? ¿Esa sospechosa adquisición por la que se elogia al regocijado escritor? (…) Intenta salir. Ve lo suficientemente dentro de ti como para que tu estilo no te pueda seguir.”
(Henry Michaux)

“Los suicidios son homicidios tímidos.”
(Cesare Pavese)

“Soy un hombre sin corazón, que sólo ha tenido emociones literarias.” (Jules Renard)

“Escribir es como drogarse, se empieza por puro placer, y acabas organizando tu vida como los drogados, en torno a tu vicio. Y esa es mi vida. Hasta cuando sufro lo vivo como un desdoblamiento: el hombre está sufriendo, y el escritor está pensando en cómo aprovechar ese sufrimiento para su trabajo.”
(Lobo Antunes)

“Es lo que llevo en mi de desconocido lo que me hace yo.”
(Edmond Teste)

“Los daños que resultan de una inteligencia incompleta son tanto más grandes que los que pueden derivarse de una estupidez franca y dócil.”
(Alberto Savino)

“Volver a ser, ese es el problema.”

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haikus varios

Viento de otoño.
Un mendigo me mira,
comparativo.
(Issa)

La viajera
extrema su elegancia
hasta lo odioso.
(Taigui)

Estoy aquí
por estar, y la nieve
sigue cayendo.
(Issa)

Blanco rocío.
Cada púa en la zarza
tiene una gota.
(Busón)

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«David Hackenberg» dice:
si todos los poetitas mínimos tuvieran los cojones de la stella diaz varin puta q querría a la poesía

«David Hackenberg» dice:
o un poquito del arrojo de de rokha

«David Hackenberg» dice:
pero no

justificarán la existencia como peligro dice:
no lo tienen

«David Hackenberg» dice:
puras niñitas mamonas

«David Hackenberg» dice:
puros weones con traumas de infancia

justificarán la existencia como peligro dice:
escribiendo mariconadas

justificarán la existencia como peligro dice:
juegos de lenguaje

«David Hackenberg» dice:
una mierda la novísima poesía del pico parao

justificarán la existencia como peligro dice:
si gueon

«David Hackenberg» dice:
q se metan un holderlin por el hoyo los culiaos

justificarán la existencia como peligro dice:
para que se universalizen

«David Hackenberg» dice:
a ver si se vomitan una línea decente

justificarán la existencia como peligro dice:
minimalistas del culo

«David Hackenberg» dice:
a ver si leen alguna wea decente

«David Hackenberg» dice:
hijos de puta

«David Hackenberg» dice:
cagaos por parra

«David Hackenberg» dice:
cagaos x parra pero sin siquiera entenderlo ni una mierda

«David Hackenberg» dice:
pico a todos

justificarán la existencia como peligro dice:
pico doblao arrugao envenao pa todos

«David Hackenberg» dice:
pico de curao

justificarán la existencia como peligro dice:
pico aburrio

justificarán la existencia como peligro dice:
pico parao de la mañana, ante nada

«David Hackenberg» dice:
pico con semen luego de…

justificarán la existencia como peligro dice:
pico parao, soñando, con mujeres de la tele

«David Hackenberg» dice:
de yingo?

justificarán la existencia como peligro dice:
yingo pingo

justificarán la existencia como peligro dice:
bingo para el pico

«David Hackenberg» dice:
oye ctm

justificarán la existencia como peligro dice:
dime

justificarán la existencia como peligro dice:
por la chucha

justificarán la existencia como peligro dice:
dime

«David Hackenberg» dice:
CHUPALO

justificarán la existencia como peligro dice:                                                                   ah, he, no!

«David Hackenberg» dice:
y la betania?

justificarán la existencia como peligro dice:
ya no hablamos mucho

justificarán la existencia como peligro dice:
picos de distancia nos separan

justificarán la existencia como peligro dice:
picos y vaginas de distancia nos separan.

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última semana

Martes 28 de Julio
Mala noche la garganta que pica. Hablar por celular durmiendo. Decirle que mejor no se case. Después puré de lentejas y jugo de pomelo. Gracias minipimer. Ojos y cabeza mala de gripe. Dormir y dormir hasta que se solucione. 20:30 salir en busca de remedios y leche y cosas.

Miércoles 29 de Julio
Todo el día durmiendo la gripe. Son las tres de la mañana y es como si fueran las tres de la tarde. Se pasa de una fotocopia a otra y de una película a medias a otra. Ojala mañana llegue Julio, la persona, pues el mes está por irse.

Fui a Hegel caminando. Pero no había. Huacho infernal me avisó. Qué andaba haciendo él ahí no sé. Cómo se llama en realidad huacho infernal –que es su meil- tampoco lo sé. Arreglamos unas burocracias con JF, por lo menos. Y me volví en metro. Entonces una empanada de espinaca queso donde siempre, y cinco panes chicos, todo por mil pesos. Para volver a guardarse aquí. Aunque antes pasé a la antigua casa de Feli, uno entra y es un horno, la tía siempre está en piyama y la abuela vestida y con chal viendo las noticias o leyendo el diario, la tía iba a traerme unos antibióticos, pero los traerá mañana, y me dan unos limones, en realidad querían que tomara once, que comiera, que consumiera algo, deben creer que no me cocino nada, asi que acepté unos cuantos limones, o creo que los pedí sin que siquiera me los ofrecieran. Y acá sigue no habiendo nadie. Ha sido un retiro espiritual forzado este departamento en estas vacaciones. Llego y pongo la música fuerte mientras ordeno y lavo la loza, lentamente, a propósito. Cada pequeña actividad se ha vuelto un ritual. La Mariela pasó en la tarde un rato. Es bueno ver a alguien después de dos días. Quisiera que ocurriera algo extraño. Un incendio. Un terremoto. Que las palomas adquieran la facultad de lanzar rayos laser por los ojos. Cualquier cosa. Pero será como ayer. Abrigarse, mucho té rojo, e ir de fotocopia en fotocopia, y al final mandarse unos tres capítulos seguidos de CSI. Y en el ultimo capitulo, un Tapsin noche contra la picazón de garganta y el insomnio.

Viernes 31 de Julio
Un pinche en el suelo. Como si alguna mujer pasara por aquí últimamente. Lo vuelvo a meter al cajón del velador. Los días empiezan a parecerse, todo transcurre aquí, salgo a la hora en que ya no queda mucho sol, pero tampoco hace mucho sol por estos días, el fin de semana habrá sol dijo el pronóstico, me dijeron que estaba pálido, la mamá de Feli, creo que tiene razón, y si el otro día me dieron limones ahora me pasaron kiwis, y claro, los antibióticos. Y Feli me pasó su CRP y uno de Zizek: que se los devuelva cuando ya sea otra la vida, me ha dicho. Bien. Caminamos y hablamos. Uno que quiere sacarse de encima la relativa soledad que el otro busca con desesperación quieta. Pero a veces uno ya no tiene nada determinante que decir. Así que salí a lo del taller y volví. Es como el día de la marmota. Todos estos días lo son.

Domingo 02 de Julio
Desperté a las 09:30 am no sé cómo y salí a trotar por el Forestal. Había una especie de competencia, carrera, algo, y todos parecían más o menos profesionales. Troté sin querer un rato con ellos y seguí de largo. Hasta estación Mapocho y de vuelta. Ya iba medio cansado, ni 15 minutos y con la puntada de mierda, cuando veo al costado una mata de perros, un trencito de tres perros, el del medio dándole a la perra (supongo) y. tras este, otro perro un tanto más complicado tratando de follárselo. Así que iba mirando esto así de lado y riéndome cuando me saqué la chucha, constaté manos y rodillas rasmilladas, miré alrededor, y sólo una señora, quizá dueña de alguno de los perros, me miraba.

Por la noche explotó el computador, la fuente de poder. Justo cuando la Mariela estaba metiendo el pendrai, ¡pum!, chispas, humo blanco, olor. Asi que ahora tengo este noutbuk provisorio que le sobraba.

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0
¿Que es la felicidad para un siquiatra?, le preguntan al psiquiatra Enrique jadresic en un programa del 13 Cable. La respuesta de él: La capacidad del individuo para gobernar su entorno. La felicidad tiene que ver con las cuatro pes. La plata, el poder, la personalidad, y el tercero siempre lo modifico según el paciente, según lo que él necesite escuchar (psicofármaco, psiquiatra, etc). Entonces la felicidad se hace accesible mediante mayor gobierno tenemos del entorno, y esto, mayormente, se logra con la primera pe, la plata. Sin embargo suelen ser no armónicas estas cuatro pes y por eso nadie es completamente feliz. Luego Jadresic hace un elogio de la lentitud. Que las películas de antes, que las escenas largas, que las conversaciones pausadas y los momentos de ocio de la sociedad preindustrial etc etc. O sea la vorágine de hoy. Que el mundo está tan rápido. Que los medios. Que nos bombardean los sentidos, etc. No tenemos tiempo de procesar a nivel de corteza prefrontal. Ay el mundo moderno. Por eso el estrés, la obesidad. El organismo esta originalmente diseñado para la escasez de alimentos y el mundo ha cambiado. Ya.

1

Uno se imagina al gueon hablando de esas cuatro pes en sus conferencias y dando formulas para armonizarlas lo más posibles dentro de un mundo cuya miserabilidad es, por supuesto, naturalizada, porque asi procede la ciencia para no cruzarse con la política o la filosofía: suspendiendo la construcción histórica y social de los problemas para quedarse con la urgencia individual ante esas determinaciones, es decir, para quedarse en el rendimiento institucional de ganar aliados emocionales en un mundo estructuralmente violento. Una armonización de a uno en uno. La simple felicidad del simple yo.

2
Dominar el entorno para acceder a la felicidad, o sea, quedarse en la sobrevivencia. Felicidad que (se) conserva: ficcionando la posibilidad del gasto se ha creado una estructura anímica gastable, llena de metáforas económicas. Y esta estructura ha sido y sigue siendo construida paralela e indisolublemente al modo de producción de cada época. Por eso es que fundar la felicidad en la dominación del entorno puedo tener sentido sólo cuando el mundo era peligroso e indomable: un sentido en el que coincidían la vida fisiológica y la vida espiritual. Hoy eso ya está hecho. Hoy la dominación del entorno por sí misma no actualiza nada vitalizante en el sentido de que las casas, los tenedores, las calles y los modos de vivir en estas ya están dados en su concepto. Podemos conseguir todas esas cosas, luchar por ellas a muerte, pero no habremos siquiera rasmillado el concepto del mundo. Buscar el confort puede ser agradable, sí: hasta que acaece el aburrimiento y la sensación de profunda futilidad. Sin esa sensación sencillamente sobreviviríamos. De ahí la búsqueda de nuevos modos de vida que suelen quedarse a medio camino, embobados con la infinita oferta de productos manufacturados contra la futilidad. Y es que en ese bache siempre se requiere una dosis más alta de medicamentos fetichizantes: convendría más apuntar contra estructuras perpetuantes de la futilidad y desentenderse de la vida individual en el sentido estrictamente individualista, conservador y despolitizante de la psiquiatría.

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