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Archive for the ‘dirigidos’ Category

in a sentimental mood

In a sentimental mood, la versión de Duke Ellington con John Coltrane, fue grabada el 26 de Septiembre del 62. “La canción debe buena parte de su atractivo a ese contraste entre los diversos elementos que la componen, como si se tratase de la confusión entre un espiritual añejo y una pieza culta para concierto”, dice Ted Giogia en El canon del jazz, los 250 temas imprescindibles, pero no sé bien a qué se refiere. El mito es que la inventó Duke, dice, improvisando para calmar a dos mujeres que se habían peleado mientras él tocaba, pero en realidad se la adjudican a otro sujeto cuyo nombre ya olvidé, y en algún punto alguien le dice ésta es tu canción más blanca, y Ellington contesta es que tú no sabes lo que es ser negro, y así. Interesante, supongo. Quizá, como alguien que nunca lee sobre música, esperaba que me lo contara Cusack en Alta fidelidad, o Zoë Kravitz. O que hubiera al menos un poco de eso. Digo, para el que no sabe nada de música y, pese a eso, la disfruta. Deberían al menos aludir a las ganas de llorar que le vienen a uno durante los primeros quince segundos, con una melancolía como de Charlie Brown, limpia, universal y a cómo luego, alrededor del minuto dos, todo explota, pasa a otra etapa, manteniendo la melancolía, pero ahora con el Duque diciéndote desde el piano mira cómo juego, mira cómo me paseo dentro de esta tristeza que yo mismo propuse, y luego Coltrane hace lo mismo, pero no dura mucho y terminan como empezaron y supongo que a eso se refiere Ted Giogia cuando pone que “la canción no revela su naturaleza jazzística sino hasta el cuarto compás”.

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la tele no miente

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“En todos los países del mundo sin ninguna excepción,
se concede tanto espacio a la criminalidad como
si se tratara de una novedad cada nuevo día”
(Michel Foucault)

¿Cuestionamos nosotros la jerarquización de información que se nos entrega en el noticiario o simplemente tomamos ese ordenamiento como si fuese el orden mismo del mundo?, ¿acaso nos preguntamos de qué sirve enterarnos de los pormenores de cierto accidente de tránsito, o de que un león se escapo de un zoológico, o saber el nombre de un tipo al cual lo han estafado 100 veces? Sin mayor preámbulo, mi perspectiva: Las noticias podrían perfectamente ser un compendio de datos duros bien distribuidos al servicio de la población y no la selectiva y cuidada producción espectacular de imágenes y formatos novedosos para incrementar el rating que tenemos hoy. Esto pues, a fin de cuentas, las limitaciones comprensivas y críticas de la ciudadanía radican precisamente en la adopción inconciente de esta lógica televisiva de la información que consiste en quedarse forzosamente en lo local, en el intimismo del detalle (musicalización, inflexiones de voz del periodista de turno, etc) que se vuelve universal durante los 30 segundos que dura la noticia. Y por si fuera poco, esta cuestión se hace pasar por servicio a la comunidad: si a alguien de mi familia le pasa algo no me interesa que la TV esté ahí para contármelo, en serio, prefiero que usen ese tiempo en hablar sobre la educación o la finitud de lo humano. Y es que el control de la información pasa por la apariencia de diversidad que generan los medios, y no notamos que, si no fuera por la necesidad (creada) de simpatizar con el televidente (o sea la necesidad estructural de considerarlo un mero consumidor de imágenes), quedaría bastante espacio para poner en juego esos datos duros y discutir, de modo que las relaciones mismas entre los datos pudieran irse volviendo, a su vez, datos cada vez más ricos en reflexividad, aportando así a la lucidez que se necesita para comprender las redes del poder, posibilitando que el ciudadano común y corriente incremente su capacidad de relacionar todos los ámbitos que se han naturalizado como separados para volverse un sujeto crítico que ya no padezca a la historia. En ese sentido entonces, sería razonable que dejaran de mostrarnos las imágenes del perrito que baila, de las infinitas formas de asaltar a alguien, de las distintas formas de vacacionar, de las distintas formas de amar, y que en vez de eso se nos diera una estadística al día con los lugares y los muertos; todo ese material extra tendría que estar en otro horario, o en la web del canal. Nada impide que las noticias sean un producto concreto y limpio, no neutral, porque la neutralidad no existe, pero sí NEUTRAL EN CUANTO A SU ESTÉTICA. La tecnología actual lo permite, pero no, los medios se vuelven fin en sí mismo, compiten por quién llega primero a la catástrofe o quién ornamenta mejor la información. En las artes el diagnostico general dice que ya no hay una gran finalidad, un gran sentido, y el fin ahora son los medios. Lo mismo el cine y la literatura: su propia historicidad, sus propios recursos representacionales, se vuelven insumos. Es el momento estético de la época, de manera que esta petición ética que le hacemos a los medios debería inscribirse en una pregunta mayor ¿Son responsables los medios de su estética y sólo les queda sumarse al estado representacional del mundo o estamos en posición de exigir legítimamente que corten su leseo espectacular?

Pensemos esta exigencia, por de pronto, en relación a la televisión estatal y sus noticiarios, ¿no deberían estar, como mínimo, orientados hacia la formación de ciudadanos capaces de comprender los vaivenes de su propia cultura? ¿No deberían, en vez de entregarnos un colorido e impactante abanico de desgracias y anécdotas, darnos herramientas para familiarizarnos con las problemáticas del mundo? El llanto desconsolado de una madre ante el cuerpo de su hijo se vuelve la noticia en sí, la cámara hace un zoom, comienza una penosa música, el periodista se acerca y le pregunta cómo se siente ¿Es necesario? ¿Aprendemos así algo nuevo sobre quienes manejan ebrios y atropellan a un ser que, obviamente, tendrá seres queridos que lo llorarán? ¿Qué se creen estos ingeniosillos, estos piadosos? ¿Qué argumentos los respaldan? ¿Sólo a mí me hierve la sangre y siento que nuestra realidad se va pareciendo cada día más a la de los Simpsons?

No, no sólo a mi me hierve la sangre, a Pierre Bourdieu (en su libro de 1996, Sobre la televisión) también: “Los sucesos, ya lo he dicho, tienen el efecto de crear un vacío político, de despolitizar o de reducir la vida del mundo a la anécdota o al cotilleo (que puede ser nacional o planetario, con la vida de las estrellas o de las familias reales), al fijar y mantener la atención en unos acontecimientos carentes de consecuencias políticas, que se dramatizan para «extraer la lección pertinente» o para transformarlos en «problemas de sociedad»”.

Entonces lo mínimo que podríamos exigir es que la corten con eso de la objetividad, pues en la práctica son todo lo contrario: su propio tejido, su propia estructura, son totalmente intencionales. La responsabilidad de ello puede traspasarse infinitamente hasta culminar en el típico naturalismo que afirma que “así está el mundo, qué se le va a hacer”. Conocemos la popularidad de tal actitud, sabemos que el goce del conformismo es uno de los goces más seguros (y pobre), y por eso es que les pedimos su apuesta, sus cartas sobre la mesa, es decir, que si van a hacerlo, si van a sumarse al estado estético (o representacional) del mundo, por lo menos nos digan porqué se sienten en ese derecho, cuál es su misión específica.

Podrían, por ejemplo, partir respondiéndonos preguntas tales como: ¿Por qué deberíamos saber qué tendencias vienen en la moda?, ¿Tengo que saber que tal o cual futbolista tiene un hermano que vende drogas? ¿Tenemos que informarnos necesariamente de que tres adolescentes mataron a golpes a otro tipo? ¿Tiene que durar tanto cada noticia? Y la más importante, ¿Tiene que ser todo una mercancía, aunque con ello se desvirtúe la función original y vital de la información?

Bourdieu dice estar “Contra las teorías conspirativas que dicen que se nos domina concientemente a través de los medios” y a favor de “una teoría de dominación de hecho, inconciente, estructural y mucho más efectiva que esa supuesta dominación orwelliana.” Tal postura resume perfectamente lo que hemos querido decir aquí. Ahora, si queremos exigir respuestas bien podemos esperar sentados o poner en marcha una crítica constante y consistente, porque ellos no nos darán las consecuencias (planeadas o nó) de esa estética, no nos dirán que al ciudadano se le toma por alguien que debe ser continuamente sensibilizado y, en consecuencia, moralizado y socializado en pos de conseguir ciudadanos confiables y productivos para un sistema económico específico. Alguien debe empujar a los medios hacia ese barranco, porque no es que la tele nos mienta, es peor: es el cuerpo mismo el que está estéticamente infectado.

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1
“No queremos que los pobres terminen subsidiando la educación de los ricos”, dice el gobierno ante la gratuidad. Da risa. Como gobierno, debe ser la primera vez que usan la palabra “ricos”. Frases hechas para ganarse a la dueña de casa asustada y al televidente irreflexivo; frases que funcionan sin contexto, sin mencionar la renacionalización del cobre ni una reforma tributaria que equilibre la balanza. A los que se les arruga la cara al hablar de lucha de clases hoy, es porque pueden perder algo. O porque ya fracasaron y quieren que los conceptos fracasen con ellos. Pero los conceptos les pertenecen a los que los realizan acorde a una voluntad popular. Y esa voluntad popular tiene un derecho de actualización infinito. Es simple. Los análisis pueden ser complejos, sí, pero un viejo horizonte nos hace palpitar al unísono. Cuando alguien gana 100 veces más que otro y su gasto en fuerza y nervios es igual o menor que el de ese último eslabón de la cadena, estamos ante toda una estructura de legitimaciones que se interponen entre nosotros y la realidad que queremos. Toda esa realidad debe ser atacada. Claro que hay días, semanas, e incluso meses, en que se nota más que en otros, que eso que queremos, lo queremos realmente. Todo cuerpo se inmuniza para no comprender lenguajes peligrosos, y uno que es de los que no tiene casi nada que perder, junto con los que, incluso pudiendo perder privilegios, apoyan la lucha, más los otros que no tienen absolutamente nada que perder, no podemos sino continuar siendo un lenguaje peligroso.

2
Esa gente que dice que las actuales marchas les traen recuerdos del pasado, del oscuro pasado. Puedo verlos agarrados a los pies de la Ley como un Padre protector que tiene el monopolio de la violencia ¿Qué más cómodo que eso? El tono de satisfacción que ocultan tras su neutral preocupación porque no haya divisiones. La satisfacción y las recomendaciones de cordura de quienes nunca han sentido que la Historia de un pueblo les pasa, aunque sea durante unos segundos, por las venas.

3
El diputado Enrique Estay de la UDI que trató de quitar la bandera por la educación desplegada en el congreso es un signo grosero de desesperación del cual no hay que colgarse. La desesperación general del gobierno es mucho más sutil que eso. No les interesa quitar una o dos banderas sino acabar con el germen.

4
El deber cívico de hacer recagar la publicidad. Ningún anuncio merece mantenerse en pie. Desfigurar, intervenir, romper o quemar. De preferencia intervenir. El ciudadano que cuida su publicidad, lo comprendemos, pero que se aparte. La publicidad es el vigilante quieto del capitalismo. La musa captora del deseo. La codificación de lo peor de cada época presentado como naturaleza del mundo.

5
Estar o no de acuerdo con los encapuchados y la violencia es como estar o no de acuerdo con que llueva. Sobre todo si éste sistema produce la evaporación y la condensación. “Condenar la violencia”, otro término ético abstracto que sirve sólo para encuestas televisivas. Esa parte “natural” de la violencia social que resiste y enseña los dientes, en cualquier caso, no es la violencia de masas real a la que deberíamos apostar. Las barricadas son la punta, el filo de la lanza que en un comienzo nos vuelve visibles, iluminan la ciudad y huelen bien, pero no hay que pontificarlas. La real violencia es comprender que la guerra ya está andando y comportarse a la altura de las circunstancias, en las calles repletas, pero también en las sobremesas familiares y en la cola del supermercado. Cada uno un caballo de troya.

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1. Aunque te insten a levantarte de donde estas sentado y ni siquiera te toquen, es violencia. Aunque te insten a circular en la dirección opuesta a la que te dirigías, es violencia. La tecnología de maniobrar masas en vistas de peligros ficticios, es pura violencia. Era obvio que hoy día iba a quedar la zorra si no permitían la marcha. Hasta la señora reaccionaria que la tele siempre busca para entrevistar está de acuerdo en que hoy día el gobierno la cagó. Ahora, los que reclaman que el vandalismo, que los descolgados, que los desmanes, que vayan a la ley común y corriente, ¿por qué los que convocan o los ciudadanos que marchan deberían hacerse cargo? Mejor que sean más eficaces a la hora de agarrar al flaiterio, al oportunista, al que anda jugando al desorden. En vez de andar disfrazando pacos de estudiantes para incitar y justificar la violencia, en vez de andar lanzando lacrimógenas que no discriminan entre hombres niños, embarazadas, asmáticos o alguien (como yo) que en la mañana se dirigía al café literario del parque Bustamante, podrían ser más tácticos y, por ejemplo, tener pacos ninja apostados sobre los edificios que bajen por cuerda cuando están saqueando un local.

2. Avanza el bloque de tortugas ninjas. Pienso en 300, la película. Estoy mirando apoyado en la reja (abierta, por si acaso) del depto de Feli, en Vicuña con Eulogia Sánchez. Mientras avanzan algunos pacos se envalentonan y van pegándole lumazos a los postes a los árboles y a sus propias rodilleras. En ese instante no puedo sino soltar una tremenda carcajada. Me esfuerzo para que la oigan. Pasan por mi lado y sorbeteo mi leche con frutilla. ¿Les enseñaran esas cosas en “Tácticas de Intimidación 1”?

3. Se debe superar ese naturalismo, ese reaccionar instintivamente con barricadas y piedras a la represión, por muy jodida que sea, y pasar hacia una estrategia de violencias inesperadas no sólo para los aparatos represivos sino también para los medios de comunicación. Violencias que no sean inmediatamente traducibles, capturables. Un buen indicio es que nadie entienda inmediatamente qué está pasando. Sospechar de todo lo que se deja entender rápidamente. Por ejemplo, tomarse todas las esquinas de Santiago con grupos de no más de cinco personas, con carteles, con representaciones de fogatas echas de cartón, etc. No habría alteración del orden público, no habría violencia, quizá por lo disperso del asunto se perdería la efectividad del acontecimiento, entonces lo que habría que hacer sería hacer que esos pequeños grupos marcharan de esquina a esquina y que en algún momento uno de esos grupos de las cuatro esquinas marchara en dirección a otro sector de cuatro esquinas en un relevo perfectamente sincronizado que en su totalidad diera la sensación de una marcha en red. De este modo los pacos no podrían hacer nada, no habría alteración a su bienpreciado orden público; cualquier tentativa de represión a una estrategia de movilización como esta sólo serviría para que la policía fuese perdiendo (aún más) su legitimidad ante la ciudadanía.

4. En cuanto a hoy, cuando ya ni siquiera está permitido reunirse; cuando una marcha es dispersada antes de empezar; cuando vi que un guanaco le chantó el chorro encima a un par de estudiantes que estaban sentadas; cuando veis y escuchai las conversaciones de los pacos que CREEN en lo que están haciendo… hasta el más sensato siente ganas de destruir algo, de arrojarse con el cuerpo por último encima de un paco, de cruzar el límite arbitrariamente impuesto, aunque no haya necesidad, aunque no sirva de nada. Es un gallito de fuerzas que no lleva a nada, sí, pero puta que dan ganas de jugarlo en un día como hoy.

5. Prohibiciones como estas no deben verse por sí mismas, como una eventualidad, como contingencia, sino como el único tipo de dialogo que los gobiernos tienen cuando creen estar seguros de algo que contradice al pueblo. Tener presente que así funciona el amor desesperado del Estado.

6. Paco quitando y luego arrastrando un lienzo. ¿No es eso robo a la propiedad privada? ¿No hay inversión de tiempo y materiales en la construcción de ciertos lienzos? La miserable cara de triunfo del paco gordo y la conchasumadre que te pario ni tu mamá te quiere paco culiao.

7. Ahora estoy en el balcón donde F, hago como que los grabo con mi celular que no tiene cámara. Hay buen audio del asunto hay unos cuantos grupos de pacos desviando a la gente y justo un paco detiene a un cabro y le indica la mochila el joven se la pasa “ábrela bos pos gueón” el joven accede el paco va sacando cosas y tirándolas al suelo. No halla nada. El joven recoge sus cosas. Grabo todo con mi cámara falsa. Luego, otro cabro que es desviado por el paco hacia el parque forestal le dice a éste que no quiere dirigirse hacia allá porque está lleno de lacrimógenas y el señor carabinero le dice “no gueis pos cabro culiao” y yo ahora desde la ventana lateral por Elogia Sánchez le grito “como que cabro culiao, paco reculiao… te tengo grabao” y el paco reculiao grita hacia arriba “qué andai sapeando” y después nadie dice nada y me quedo mirando largo rato haciendo grabaciones falsas con mi celular.

8. ¿Qué es el orden público, en cualquier caso? Hay infinitas maneras de caminar y trasladar y usar los cuerpos. Hay infinitas maneras de comunicarse y usar los espacios públicos. En realidad, cuando dicen alteración del orden público, lo que quieren decir es alteración del orden comercial y de la fluida circulación de la población que vuelve del trabajo a su casa a ver yingo y las noticias en las que legitimamos ese orden publico para luego, a través de ese orden público, poder llegar a la hora al trabajo.

9. Acotación de Feli: en cuanto a la televisación de los disturbios, debería aplicarse la misma lógica de la FIFA: no mostrar a esos pocos pelotudos que destruyen la indumentaria pública del mismo modo que en el fútbol no se muestra al tipo que se mete empelota a correr por la cancha en medio del partido.

10. Ya en la tarde. Me junto con L en el GAM. Cierran a las 6 así que nos venimos pa la casa. Varios amigos me dicen que vayamos a la marcha pero me niego y les digo que ya se sabe el desenlace. No tengo ganas de andar corriendo como Tom y Jerry. Y bueh, en un semáforo en rojo de plaza Italia un guanaco no espera que den la verde y nos moja a todos. Super buena estrategia. Los autos paran en seco y corremos. O sea corren. Yo tengo rabia. Rabia de esa que te da una seguridad desmedida. Camino con las palmas de las manos hacia arriba y escupiendo agua. Me saco los lentes al lado de un paco y los sacudo ¿Qué estará pensando ese chuchesumadre? Increpo a cada paco de mierda que me topo. Quiero saber cómo hacen la distinción entre gente que se está agrupando y gente que sencillamente va pasando por ahí y queda casualmente agrupada. Es una crítica interna, les digo, asumiendo la prohibición misma, cómo hacen esa distinción. Como buen paco no mira a los ojos y balbucea cualquier guea, cualquier frase como “circule”. Reviso la mochila y menos mal no traspasó hacia el notebuk ni hacia los libros. ¿Debía irme por otro lugar para no ser mojado? ¿Me lo indicaron previamente? ¿Dijeron que estaba prohibido transitar, desplazarse por Baquedano, y esperar para cruzar junto a una luz roja? ¿Se preocuparon de tener vías alternativas de escape para la gente que no quisiera “darles cara” como vi que uno envalentonados jovenzuelos decían? ¿Hubo un plan acaso o la guea más que dispersar fue entrampar a la gente no más? Daba pena ver las pobres señoras, o ancianos, los más cagaos de todos, ahogados, apoyados contra cualquier vericueto. Hoy la gente le tenía miedo a los pacos y no a otra cosa. Y eso es algo que no veía con tanta crudeza hace nunca quizá.

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X: Que estupidez llorar y diría que es llorar con querer, con querer sentir que se siente, llorar como con una película, tener la ficción de que se siente y la satisfacción conveniente de ello (…) aunque no igual tiras el palo de yo sensible, no como otros (uno), como si ir a una marcha de algo fuera la gran cosa suponiendo que llegaras a ir como no fuese algo que se acomodara a tus horarios y animo del momento (…) es fácil putear a los gendarmes cuando no es uno el que convive en esa realidad con esta gente que como dice Villegas son como de otra especie , y lo son …no será culpa de ellos será culpa de la gente como piñera jajajaa o como el caballero que lee, que lo que sobra de capacidad mental y sensibilidad le falta de capacidad de acción al final uno es tanto más individualista que el señor piñera, a quien si le tuviera que tirar chuchas hoy le diría entremedio que como pretende ayudar a esto si rebaja el presupuesto para los jardines infantiles gratuitos que puso la mami bachelet o que ya que seguro harán el procedimiento de identificación por adn en un par de días aprovechen de hacer el de un tipo que murió en un incendio hace como 6 meses en Valdivia y que la familia sigue esperando el examen de adn protocolar para que le puedan entregar el cuerpo ….aah y ni hablar de la prensa ni verguenza les da.

Y: Pero si te ponis a reflexionar obvio que cualquier manifestación es arbitraria pos, y que mueren gueones todos los días, y que si fuera por eso uno debería acongojarse cien veces más cuando por ejemplo mueren 300 personas en una estampida humana que fue lo que paso hace unas semanas en alguna ciudad que no me acuerdo ahora…. pero no pos, uno selecciona, llora su perímetro, un perímetro físico y simbólico, y en este caso por ejemplo a mi me afecta oír a un reo llorar en vivo y decir que sentía el olor de la carne quemada y oírlo quebrarse…. me importa más que otras muertes sobre todo porque esos gueones ya estaban muertos pal mundo y mas encima se mueren de nuevo, sobre todo porque morir quemados igual debe ser un poco mas penca que morir de un paraguazo en un choque o no sé…. sobre todo porque podrían haberlos sacado antes pero los gendarmes dieron la cacha, no dejaron subir altiro a los bomberos, y una serie de fallas que NO TIENEN MUCHO QUE VER CON INDIVIDUOS PARTICULARES SINO CON PROCEDIMIENTOS INSTITUCIONALES cachai…. nada que ver el individualismo ahí, por eso la pena-rabia que tiene que convertirse en reflexión… nada que ay todos son seres humanos y yo también soy individualista y si yo fuera gendarme sería tonto y si yo fuera piñera seria… pico… las cárceles están profundamente mal, muchas cosas están mal, y aunque uno no sea un ilustrado revolucionario que sale a la calle con cartelitos lo que hace es cargar en su propio animo con las cosas que van pasándole al mundo, no como un mártir obvio, porque no estoy llorando ahora ni caí en depresión por la guea, pero… como sea… ya me cachaste mi humilde punto yo cacho.

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Recién le dije a M por msn que trataba de leer sólo dos páginas por día de Rápido antes de llorar para que así me dure lo que resta del año. Me comenta que te va a ver el sábado y entonces me pongo a escribir esto. Como fin en sí mismo no más. Como una estrechada de mano o un saludo así levantando el cuello pero un poco más distendido y largo y explicado y no tan al pasar, obvio, porque esto es un rin rin raja en cámara lenta. Antes del tuyo me leí el diario de muerte de Millán (un día lo ojié en una librería justo en una parte que era así como “aburrido en la cama me como una cazuela que me trae M y me quedo dormido” y me pareció hermoso) entonces ahora que recién empiezo el tuyo sentí que ya no podría prescindir más de algo como esto. Tengo en un Word un tremendo listado de biografías, autobiografías, epistolarios, diarios, ficcionados o nó (da un poco lo mismo: “Todo escritor es un gran embaucador” dice Nabokov (pero, que recuerde, nunca he leído a Nabokov y esta cita la he sacado de El viento ligero en Parma que la misma M me prestó hace unos días junto con Ya sólo habla de amor de Loriga)), el caso es que, casualmente supongo, ahora que voy apenas en la página 30 del tuyo, me doy cuenta de que mientras leo ya estoy pensando en qué voy a leer cuando se acabe, como si no hubiera tiempo que perder, como si se me escapara todo hacia atrás, un hoyo negro de escritores muertos que me chupa y me susurra al oido que me acerque, que el secreto es que se avanza hacia adelante pero también hacia atrás. Las vidas de los otros como un pan que hay que irse comiendo de a miguitas no más. Tipo caminitos de pan de Hansel y Gretel sólo que acá uno sabe que no es necesario llegar a salvo a ninguna parte y en vez de pan puede ser vidrio molido o gotas de agua que si no se las pilla rápido se disuelven en la tierra y así tenía que ser no más.

Nunca le he escrito a ningún escritor. Menos aún con la certeza de que lo escrito llegará a sus manos. No hay que ir a tocar la puerta de los ídolos decía Bukowski, continuamente asediado por jovencitos borrachos que lo consideraban una estrella de rock. Yo no sé si sea capaz de idolatrar nada como se debe. Me daría una vergüenza atroz pedirle a cualquiera que me firmara un libro. Varias veces he estado a punto pero me quedo mirando de lejos no más. Me da vergüenza de tan sólo mirar a los gueones que se amontonan como palomitas alrededor del escritor. Tampoco sabría escribir una carta que sea una mero ensalsamiento. Quizá por eso asumo que puedo dirigirme a ti, Claudio. Situar e historizar, eso hay que hacer, así todos los Rimbaud y los Beethoven y los Basquiet son espinillas de un cutis epocal en las cuales la coincidencia consigo mismo no es tan importante como la relación de la espinilla con el cutis. La virtud es un juguetito burgués. Me acuerdo, eso sí, de una vez hace como 10 años que andaba con un extraño ánimo de gratitud y vi un mendigo en el suelo y no lo dudé y le puse quinientos pesos en la mano y el gueón fue y me levantó a chuchás “qué guea te creís, no necesito caridad…” y salí casi corriendo asustado y nunca más le di plata a nadie que no me lo pidiera. No sé qué tenga que ver eso. Quizá de ahí en adelante empecé a pensarla dos veces antes de regalarle cosas a gente que no ha pedido nada.

Pongo música para escribir. Siempre. Estoy en Curicó ahora frente al ventanal de mi pieza y agradecería que se pusiera a llover. Pongo música mientras escribo y me dan ganas de mandarte un cd con una selección de temas que intuyo podrían caerte en gracia. Puros temazos que voy echando a una lista hace varios años. Escoger unos 10 y mandártelos. Le doy vueltas a la idea. Muy zalamero. Muy maricón. Muy empatía. Peleo solo. Uno es bien gueón. Hasta escribiendo. Al final igual gano (yo, y no los que pelean dentro mío) y me digo que si alcanzo a grabarlo lo meto en el sobre no más y punto. Si te gustan bien y si no también porque ni voy a saber.

3:50 am. Nunca sé bien qué hacer a estas horas. Ni menos porqué no me atrevo a acostarme antes, aunque tenga sueño, es como si hubiera que gastar hasta el último cartucho en lo que sea, leyendo, escribiendo, viendo alguna película.

Un amigo me pregunta cómo son las cartas de amor, que le mande una, tiene que hacer una y según él no sabe qué tono usar y yo le digo que es cualquier cosa no más, que debería ser cualquier cosa y que si le complica mejor no haga nada. Igual le mando una carta vieja (un meil, en realidad, a los meil que son largos y dirigidos les digo cartas) y no puedo sino leerla también, y no puedo sino volver a leerlas todas de nuevo (las que mandé y las que me mandó B). Pero ni siquiera me da pena. Sólo me pregunto cuándo me ira a pasar de nuevo. Y parecido.

Esa lluvia desordenada y llevada a empujoncitos por el viento. Ganas de encontrar alguna excusa para salir a mojarse. Mi mamá mira “mi familia” en tvn, echada hacia atrás en el sillón enorme de páter familia que se quedó acá porque la casa de mi abuela se fue a la chucha con el terremoto. A veces le digo “mami” también. Ya menos si. Leyéndote denante noté que no recordaba en qué momento, hace cuántos años, había dejado de decirle y escribirle “mami”. Se levanta, me mira, me pregunta que qué estoy haciendo. Le escribo al señor que escribió este libro amarillo. “Señor” ¿Y todo eso lo escribió él? Sí mamá, todo. En su mente de mamá debe creer que hay pura sabiduría incomprensible y no cacha que en el fondo es lo mismo que hace ella en voz alta a veces mientras cocina mientras se queja de su pega o mientras me dice que no sabe porqué chucha está saliendo con un viejo feo que más encima ya tiene esposa. Algo así le digo.

“Uno debería poder guardar la felicidad para cuando falte, sólo un poco, como guardar cereales en la despensa, o papel higiénico de recambio” De una película de Isabel Coixet que vi ayer gratis en la moneda. Pero se arruinaría, obvio, una felicidad que no esté siendo llevada al apa, que no esté siendo masticada, molestada o por lo menos agarrada de un hilito en el bolsillo perro de quien la quiere guardar para después, es una felicidad a la que no le queda otra que verse cubierta de hongos o en el mejor de los casos transformarse en una fotografía y nada más (con todo el respeto que se merece el Claudio fotografo).

Vila-matas cita un libro de Duras que anoto altiro en el Word. Luego en Rápido antes de llorar, El square, también de Duras. Anoto y anoto como si fuese una empresa que anota sus ingresos. Después, como ahora, siento que es una idiotez, que un escritor lleva a otro hasta el infinito y en algún punto hay que cortar de raíz la empatía para hacerse cargo de un pequeño perímetro no más.

Ya ni salgo. Ya ni tomo. En consecuencia. Ya ni culeo. “Como no voy a bailar como bailo si no culeo hace un año”. Hay chances pero las dejo pasar. Me aburren de antemano algunas. Quizá mi época de oro ya no llegó.

Los días terminan mal. No es que me queje ni nada. Pero los días no tienen idea de cómo cerrarse sobre sí mismos con sus propias manos entonces ahí va uno entero es una palanca que a duras penas consigue cerrar el local. Yo soy de un fierro bien penca sí.

No se escribe solo, nunca.

Empiezo a seguir el tic tac del reloj mural con el click del maus.

Encima de la cama desecha meto los pies debajo de un cerro de ropa que acabo de descolgar. No es aún el momento de ordenarla. Meto los pies debajo y entremedio de toda la ropa. Hace tanto frio y no quiero hacer la cama o pararme a buscar otro par de calcetines. Leo a Auster mientras tirito y espero que me lleve el curso de la novela, su tibieza.

Suena la sirena en Curicó. Imito al perro del lado que hace unos aullidos bien pajeros como de fantasma en retiro. “Como mi mamá cuando lloraba la otra vez” me dice mi mamá desde la cocina.

Sentado en el bordecito con los pies en el jardín la puerta abierta sujetada con mi espalda el único lugar donde llega algo de sol leo un artículo sobre Beckett a quien nunca he leído y tampoco me dan ganas de leer ahora.

“Cada vida es una enciclopedia, una biblioteca, un muestrario de estilos donde todo se puede mezclar continuamente y reordenar todas las formas posibles” (Italo Calvino)

Salgo camino dos cuadras me devuelvo sobre mis pasos fijándome si nadie en la calle o en las casas se fijó en que salí a nada.

A veces pienso que si mi papá se muriera todo adquiría un sinsentido total que sería preferible a este sentidito de andar pensando en si quiero ser profesor o sólo escribir o manejar un colectivo aunque no sepa manejar o tener un negocio de playstation 3 en Curicó o hacer ensayos por encargo que en realidad es lo único que hago para tener lucas extra con las que no hago más que comprarme libros. Después me arrepiento de pensar gueas nihilistas y me dan ganas de abrazar a mi papá.

Dos con tres a eme. Si he de justificar esta carta diría que me doy esta licencia porque hago como que estoy conversando con este libro amarillo que me mira desde la cama. Derrida en un documental decía que cada vez que escribía sentía que había que pedir perdón, perdón por querer ser escuchado, por creer que vale la pena y que a otro puede valerle la pena también. Pero mejor me quedo con tu cita de Camus, esa del prólogo: “Escribirlo todo como venga”. Y punto.

Ganas de dormirse de un mazazo, sin tener que botar todo de la cama, todos los papeles, el plato con migas de pan, una botella de coca cola, calcetines. Siempre el pequeño miedo a los pensamientos que molestan como zancudos entre que uno se dispone a dormir y se duerme.

* [Se ve que no es una carta pero no sé de qué otra manera resumir el gesto de entregarle un sobre cerrado a alguien que no le ha pedido nada a uno. Un sobre de papel café (de ese material de bolsas de papel para el pan que no me acuerdo cómo se llama pero que recuerdo que empecé a preferir por sobre las bolsas plásticas no por cuidar el planeta sino porque en las películas la gente siempre volvía del supermercado con bolsas de papel) que además traía el sello del gobierno (lo único que había a mano). Tampoco alcancé a cerrar la carta (que tenía pensado hacerlo) con unas palabras finales porque no sé usar la impresora y la pía me dijo si querís imprimir es ahora o nunca entonces irmpimí lo que llevaba no más. Supongo que habría redundado así como ahora así que bien. Entonces, y para los que me preguntaron «¿y por qué le escribiste a Bertoni?, «¿le dijiste que lo amabai»?, «¿qué pretendiai»?: no me interesa decir que no es una carta –y que en cambio es un ejercicio epistolar literario neutro, sin pretenciones- porque es evidente que el gesto es interesado y unidireccional: aunque no haya puesto un meil ni nada que me haga ubicable sé que en el fondo, si le dan ganas de responderme, le puede pedir a la M mis datos (acaba de decirme M, ahora en el instante en que teclié la primera M, que pasó por concón y me tiene una mini carta de CB) (Ahora me ha llamado al teléfono fijo (y justo se cortó la luz y pensé que había perdido todo esto pero no porque el Word aunque no esté la batería enchufada guarda todo) porque según ella no era algo para decir por msn. Y tenia razón) Este punto (o asterisco) no va contemplado en la carta]

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No hay nada inmoral en una huelga de hambre salvo que 1) uno sea católico y valore la vida abstracta separada de la historia o 2) ciudadano ejemplar que considera que ilegalidad coincide con ilegitimidad. Al final, arriesgar la vida, el pellejo, o como decía Héctor Llaitul en una entrevista hace poco “usar el propio cuerpo para protestar”, es algo que debe criticarse como útil o inútil y punto. En nuestro caso es algo que está por verse. 82 días ya y las demandas son parcialmente cubiertas. Los regaños sólo pueden venir de quienes valoren esas vidas específicas y no la vida en general. Por el contrario, el apoyo a la causa, obviamente, puede venir de dónde sea (de no familiares, de no mapuches, de otros países, etc.) (Nada más reaccionario que sostener que sólo los mapuches pueden defender su causa)

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La defensa de la vida como valor en sí mismo es enarbolada en tiempos en que las formas de vida alcanzan sus estados más agradables de enajenación.

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Se insta a la opinión pública a caer en la metáfora del enamorado despechado que amenaza con quitarse la vida si es rechazado: así la institucionalidad se muestra preocupada a la vez que deshace el conflicto, sicologizándolo.

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En las noticias el aparatoso esfuerzo por mostrar que la situación de los mineros causa conmoción internacional. Como cuando chilenos futbolistas hacen goles en el extranjero. El ridículo orgullo de poseer la catástrofe.

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Terrorismo: “Romper el orden y convivencia de una sociedad (que no necesariamente es pacifico ni justo), mediante una combinación de actos de violencia y actos de propaganda (…) Estas definiciones no excluyen al terrorismo de Estado, que actúa sobre una mayoría eliminando a una minoría, a través de medios ilegítimos y extrajudiciales y con un aparato comunicacional puesto al servicio de la censura y la propaganda, y ocupado en mantener las atrocidades lejos de la pantalla y la prensa.” (Ñ)

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Y el rodeo. La niña que lacearon. No sólo importa el maltrato comprobable al animal (que lo hay), más que eso, el punto es la fealdad de ciertas tradiciones, la necesidad de que el pasado no sea una mera determinación, entonces importa también la forma del goce, cómo se hace comunidad, los ritos que no evolucionan merecen morir, todo lo que no genera nuevos relatos es vertedero cultural, lo único que importa son las relaciones entre las distintas reivindicaciones, pero no al extremo de la parálisis en busca del concepto que unifique, algún imbécil decía por ahí que si los animalistas reclamaban por el rodeo había un montón de cosas más por las cuales reclamar. Por algo hay que partir, es la respuesta más obvia, y no porque haya mucho quéhacer no se va a partir por nada. La vanguardia y la elegancia de las acciones dan lo mismo llegado cierto punto. Otro alegaba que cómo interrumpen un evento oficial. Como si hubiera algo respetable en el Espectáculo.

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Ecuador. El pueblo se vuelve la policía de la policía. Correa es rescatado en medio de una balacera relatada en vivo por un periodista. La innegable sensación de estar mirando la Historia. Los escasos pliegues en que cada uno se muestra como lo que es. La curiosa sensación de ver a milicos “buenos” versus milicos “malos”. Desconfiar de la paz después de la guerra. De los aplausos. Del discurso de la víctima y la virtud automática que se le adjudica.

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Koyaanisqatsi: 1) vida loca, 2) vida en llamas, 3) vida fuera de balance y 4) vida desintegrándose.

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en las noticias de ayer mostraban unos pacos culiaos que le pegaron en el suelo a unos hinchas de rangers muy de curicó unido seré pero eran cinco chanchos culiaos saltando arriba de un pobre diablo me daba risa eso si un paco gordo que apenas podía levantar el pie pero igual con esfuerzo unas patás en las costillas al ya acurrucado tipo qué hara esa bolsa de caca al llegar a su casa me pregunto y me acuerdo una vez que volvía de un chou de and1 que hubo en curicó y venia prendío saltando tratando de tocar los carteles más altos sin dañarlos sólo saltando y tocando es algo que todos los que han jugado basquet hacen entonces pasa una patrulla y me dice PARATE AHÍ GUEÓN! igualito que en 133 atrapados por la realidad y por la ventanilla me dicen ACERCATE! y me acerco y un flaite vestido de paco desde dentro de la patrulla me dice POR QUÉ NO TE PEGAI EN EL CULO MEJOR y yo quede ahí plop con ganas de no tener nada que perder y ser lorenzo lamas o yakichan para sacarles la chucha ahí mismo me siguieron todo el camino hasta la casa los monos culiaos y también me acuerdo que otra vez estábamos afuera de san carlos de apoquindo era el primer partido del curi en segunda división (y fuimos locales y ganamos) y yo estaba que me meaba y todavía no abrían el estadio entonces fui a unos matorrales me metí al fondo y mee y cuando volví venían unos pacos forzudos uno incluso parecía yan clod vandam igual de petizo y forzudo que vandam cuando fue a viva el lunes en los 90 puta que estaba nervioso vandam esa vez y bueno llegó llegaron unos cinco pacos de estos que no son pácos sino como yiaiyóu y querían llevarme detenido por miccionar en la via publica según sus propias palabras y yo les explicaba que qué chucha querían que hiciera si el estadio estaba cerrado aún y no habían casas cerca y aunque las hubiera nadie deja mear a un extraño menos aún si lleva una camiseta de un equipo de futbol puesta además no había nadie mirando salvo ellos y nosotros y ni se veía porque eran unos matorrales grandes en una especie de potrero mi papá decía si se lo llevan a él llévenme a mi también pasó un auto y grabó el incidente por unos momentos pensé que nos iban a sacar la chucha porque el resto de curicanos se estaba amontonando a mi alrededor estaba bruno también que no me acuerdo qué dijo el caso es que vandam y su piel tersa y polera sin mangas y sus musculos con brazos cruzados enfatizando su pecho firme y con cara de pulento con gafas negras de cni era el que más quería entrar en acción pero uno sabe y al final obvio les ganamos a palabrazos no más creo que un paisano salió en mi defensa diciendo que allá en el campo el había meado una vez en unos matorrales junto a su compadre que era carabinero y digo todo esto porque todas estas cosas todas las palizas mentales y físicas que ponen los pacos no son excepciones como dicen en las noticias cuando sale un paco afeitado hablando en carabineréz asegurándonos que desafectaran a esos dos o tres que se excedieron excesos las pelotas si ya todos sabemos cómo funciona la cosa ya sabemos que las cárceles son el infierno y que los paipazos y lumazos corren por cuenta de la casa lo supe por primera vez por ahí por el 87 cuando por la espalda un paco le chanta un lumazo a un gueón que venía caminando con una carpeta y mi papá me retó por salir al balcón y con razón porque la lagrimogena me hizo efecto lo que me lleva a recordar que yo iba a nacer el 27 el día del carabinero y mi papá dijo por ningún motivo y lo adelantaron pal 26 ahora me parece un gesto hermoso y se lo agradezco

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Guarello dice que Chile le paga la entrada a la gente y tiene razón: tenemos más cantidad y volumen de llegada que la mayoría de los equipos que hasta ahora se han presentado y eso se agradece, lo agradece uno como hincha y también lo agradece el espectador promedio que no quiere ver una mierda de partido como el de Uruguay-Francia. Ahora, que no haya definición es otra cosa. Cuesta definir, con y sin Suazo, mucho baby futbol pero la pelota se resiste a entrar con limpieza, porque, pese a que la construcción de la jugada estuvo excelente, no vamos a decir que la definición del gol fue pulcra. Podríamos haber empatado a cero. Así que habría que preocuparse un poco entremedio de la algarabía esta. Preocuparse en el simple sentido de no enajenarse y reflexionar estas cuestiones. Bielsa seguro que ya estará en eso. Pero no sé si los jugadores también. Insisto en que falta la voluntad de pegarle de primera a la pelota, no en este sino en muchos partidos ya. El mismo Mati podría muchas veces darle de primera en vez de acomodarse tanto. A chile suele faltarle el tiro de media distancia; tiradores sobran. Hoy día Vidal se atrevió dos veces desde fuera del área y las dos veces el portero dio rebote. Cosa curiosa. El último tiro de distancia de Vidal que recuerdo fue con la sub20. Mark González también se atrevió harto, en el poco rato que estuvo en cancha se mandó unos tres pencazos al arco, uno de ellos bastante bueno. Y Alexis, aunque jugó bien y siempre causó problemas por la derecha, sigue con la deficiencia de los tiros de media distancia, calcula mal, se apura mucho, no sé, no creo que sea un problema objetivo en el sentido de que no tiene buena pegada, que no tiene fuerza en las piernas, no creo, es otra cosa, tiene que ver con los cambios de velocidad al momento de preparar el disparo o incluso con la necesidad media idiota de entrar hasta el arco mismo para hacer el gol. Me pregunto si en el playstation Sanchez le pegará más de lejos que en la realidad. Mi intuición es que no. Estaba viendo la repetición en cámara lenta de la llegada más clara que tuvo Alexis y a medida que se iba acercando al arco no dejaba de mirar la pelota, sin mucha espontaneidad, termino mandándola a tres metros del palo. Además, hubo dos o tres llegadas seguidas en las que no le quedó otro recurso que la bicicleta. De tres, una causó peligro, una se la adivinaron y la otra fue corner. La estadística que aparentemente demostraría la efectividad de una jugada aquí da lo mismo, lo que me interesa criticar, de Sánchez en este caso, es la variedad, el repertorio que pueda o no tener un jugador. En ese sentido es que creo que abusó de la bicicleta. Perdió efectividad. Debería meter nuevos amagues o buscar más la pared. Un látigo no vendría nada de mal. O esa pasada extraña que le hizo a Suecia hace años en un amistoso, cuando aún nadie lo conocía. O esos pataleos a lo Cristiano Ronaldo. Son cuestiones que suelen provocar falta y se volvería menos predecible. En lo demás, concuerdo con el diagnóstico general que estaremos oyendo toda la semana en las noticias.

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Miro los pies de Armando Anthony Corea (Chick Corea) que rebotan abajo del piano. Espero las pausas y explosiones, las anticipo y sigo. Es imposible que el cuello-espinazo no siga el vaivén rápido de temas como éste que no me acuerdo cómo se llama, o de One for Antonio, tema compuesto por Corea para Migration, el disco que Sanchez sacara el 2008. Antonio Sánchez es el pulso del trío, como que las baquetas flotan por encima de la batería dando innumerables golpes, así como los combos velocidad luz de Matrix. El semblante (el mío y el de todos) es de constante afirmación, como si cada nota y cada escala fueran un pase gol y la función del jazz fuera específicamente hacer que la pelota diera en el palo y volviera siempre a ponerse en juego, aplazando así el gol para siempre. Ocurren a ratos, y entremedio de los temas mismos, unos aplausos y bullas que no sé si vengan al caso, yo preferiría escuchar bien y cuando mucho pegar algún grito corto. Por unos momentos pensé en que estaría bien, luego de algún sólo de batería, gritarle “Grande Alexis Sánchez!” a Antonio Sánchez, así por las fintas la rapidez y, bueno, deseché la idea al ver que gritos tan ingeniosos como “¡¡¡Master!!!” o “¡¡¡Yeaaah!!!” eran la norma. El último tema que tocarón fue Spain, el más seguible de todos, en el sentido de palmas y de hacer jueguitos con el público. Miro a Feli y lo único que me dice es: “pedagogía”. El asunto termina y todos se abalanzan sobre Chick Corea, caminamos a la salida y nos despedimos rápidamente. Hay un señor vendiendo tazas de Chick Corea, si no fuera mi última luca me la compraba.

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Le comento que con C nos gustaría hacer alguna cuestión en Curicó, que algunos gueones leyeran algo, poner algunas películas, pero mientras le cuento se me van quitando las ganas, y termino diciéndole que todas estas cosas son pura pretensión y que en el fondo siempre he creído que las cosas funcionan al revés, o sea, que primero debe surgir el concepto o la necesidad y luego, según eso, uno ve qué tipo de actividad se lleva a cabo. No sé de dónde sacamos la noción de “ofrendas culturales” pero metemos allí dentro a todo aquello que se le entrega al ciudadano como un producto fácilmente consumible, un producto acotado, pasivo, exterior, y, lo más importante, eventual. No tenemos un estudio ni estadísticas sobre el asunto pero intuimos que esta es la forma predominante de la propagación cultural y existe un menor porcentaje de procesos, de trabajos constantes, talleres, apuestas no eventuales ni unidireccionales que, por cierto, son los que podrían interesarnos.

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Uno podría hacer grupos de 100 personas y durante una semana o un mes dar todos el rut de una sola persona al comprar en el supermercado. No hay nada que demuestre que uno es o no es la persona en cuestión. Debería ser durante una semana para así ir rotando. O también, y esta era la idea original de Bruno, el beneficiado debería surgir al azar, pudiendo incluso ser alguien que no pertenece al grupo. O para volverlo una cuestión más contundente, se podría hacer un fondo común y hacer este ejercicio de sabotaje legal a gran escala, en todos los supermercados, y en todos los moles y lugares con promociones afines. Buscar la posibilidad de estas prácticas a lo largo de todos los forados legales. Ahora, la politicidad de tal práctica vendría dada con cómo se usa ese dinero. Lo penca, concluíamos, era que esto que parecía una cuestión osada y rebelde, no sería sino un modo de sacar ventajas por dentro. Una idea de mierda, si no se le haya un sentido que trascienda el mero aprovecharse del sistema… como si burlarlo fuera la gran cosa.

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isla siniestra

Igual fome que Di Caprio haya estado loco desde un comienzo en La isla siniestra, la última de Scorsese. La película es técnicamente increíble, empieza con Music for Marcel Duchamp de John Cage y con eso debería bastarnos porque la combinación con las imágenes esperables de manicomio queda perfecta, además se asegura con otra pieza musical, Lontano de Ligeti, que después de el de Penderecki es uno de los acompañamientos más tensionantes de El Resplandor. Ahora, las alabanzas formales a Isla Siniestra son compartidas por cualquiera que la haya visto y no quisiera (o la verdad ni sabría) demorarme en ese tipo de cosas. Yo mismo, por ejemplo, que pretendo manifestar mi desacuerdo político con el contenido de esta, comparto cada una de las consideraciones estéticas que se leen en la critica especializada, esa que uno suele terminar leyendo de manera ilustrada, sustituyendo el asombro y la ingenuidad del espectador por la ciencia del crítico de cine que nos cuenta qué recursos ha usado tal o cual director para hacernos caer (con gusto o no) en su trampa. Según la critica el remate lo arruina todo y sólo ahora puedo decir que estoy de acuerdo (pero por motivos distintos a los de ellos), pues estando en el cine compré no más y no vi venir lo que se suponía obvio: que no había conspiración para encubrir malas prácticas, que el mundo de la psiquiatría no es tan terrible como lo pintan, que la desaparición de Rachel y toda la investigación policial de Teddy Daniels (Di Caprio) era parte de la escenificación (a lo The Truman show) de su propia paranoia (para experimentarla y así superarla, porque en el fondo John Cawley (Ben Kingsley) el jefe psiquiatra era de los buenos, y quería agotar todos los esfuerzos humanistas antes de practicarle una lobotomía (que es lo que termina ocurriendo finalmente). Le creí todo y llegué a saltar del asiento cuando en unos de los flashbacks (excesivos según la crítica) Teddy mata a su esposa Dolores Chanal para redimirla luego de haber ahogado a sus tres hijos en el lago. Mientras la consuela al borde del lago con los tres niños húmedos y muertos de fondo, ella le dice que podrían secarlos y sentarlos a comer a la mesa. Ahí me recagué de miedo y sentí que estaba ante un objeto simplemente bien hecho. Luego, sin dejar el temple desquiciado, Dolores le dice que le quite el peso de encima, y Teddy le mete un balazo, para mi inesperable, mientras la abraza. Pero Teddy no sólo no puede zafarse de la farsa que se ha inventado para reprimir este recuerdo sino que también es acechado por recuerdos de una experiencia real, anterior a este evento (que fue justamente la que le alejó de su familia): el horror nazi, las imágenes de cuerpos apilados, haber dejado desangrarse a un general alemán en vez de darle el tiro de gracia, todo eso, todos ellos indicadores que nos llevan a creer que esto se tratará de un intrépido detective que quiere desenmascarar a una institución siniestra en la cual se tortura y se experimenta con locos con una lógica análoga a la que usaban los nazis con los judíos. Pero no, nada de eso, aunque por momentos la trama cobra peso en ese sentido y uno cree que verá por lo menos una buena película así foucaultiana, el giro de la trama le quita toda posibilidad crítica al filme, a su contenido, en sentido local y global, y la cuestión termina siendo sólo una espectacular manera de retroceder en los argumentos. Scorsese arruga y no nos da el esperado remate crítico. ¿Por qué no podía ser que Di Caprio estuviera loco, pero que a la vez también pudiera sacar un problema social a la luz? En general no se le pide al cine que haga criticas estructurales, por ejemplo, sobre cómo la individualización de los problemas sicológicos naturaliza y despolitiza conflictos que trascienden a los sujetos. Ni siquiera se le pide al cine que de cuenta de la falta de fundamentos de la ciencia y la relación de esto con la industria farmacéutica. En ese sentido no deberíamos quejarnos sólo ante Scorsese y habría que ampliar la crítica a la mayoría de nuestras entretenciones, a la mayoría de nuestra producción cultural. Seria bien fome, supongo, una trama sobre la lucha de clases, sobre la explotación, así sin un actor principal, me imagino que no sería rentable, porque seria una película sin héroes, la presentación de una tragedia moderna en la que estamos todos implicados. El problema, de todos modos, es que aun si Scorsese hubiera dado este paso, si al final hubiera terminado en que meten presos a los psiquiatras inhumanos, e incluso si Di Caprio hubiera quedado como la razón de la locura que pone en jaque a la racionalidad científica… igual no más nos estaríamos quejando de que es sólo una denuncia más a los procedimientos ilegítimos de la psiquiatría clásica, y en el mejor de los casos la critica extensiva, mas posmoderna, así a lo Psiquíatría, una industria de la muerte, sólo que ya no con el tono de denuncia meramente civil del documental en cuestión (con el dinero de los fármacos que no sirven para nada podrían construir escuelas) sino que con el esperable heroísmo gringo. Y no habría estado nada de mal que fuera, como mínimo, eso: una crítica foucaultiana con heroísmo gringo, porque luego partiríamos hablando de eso, y la vara quedaría más alta, y a la larga terminaríamos discutiendo lo que realmente importa, ¿o no es esa la función especifica de la cultura?

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Radio de provincia, temple de adobe, la muerte, la arbitrariedad, dios o el oportunismo, la sospechosa importancia de morirse, el sentido y la catástrofe, el sentidito, mi mamá que dice que alguna relación guardan los sismos con la proliferación de moscas, matarlas a manotazos, primer plano la miseria espectacular, matarlos a manotazos también, el zafrada, le regalan un bote en cámara zoom al llanto agradecido de la madre, las estadísticas la certeza la incertidumbre, calma científica o estoicismo primitivo, un estudio sociológico sobre la división social del miedo me dice feli –específicamente en su trabajo las ironías del gordo y risueño jefe versus el llanto de la señora del aseo-, otro terremoto mis pelotas, chile identificación rápida y mala memoria, chile morderemos siempre la mano que soltó sus migajas, chile los saqueos deben mejorar nunca desaparecer, piñera es un hipócrita objetivo, tanto grupito de facebook para qué, y siempre la típica personalidad de los adivinos, yin ayun yin yan, y mientras tanto la lucha de clases impronunciable en los medios, la conservadora y cómoda naturalización de la catástrofe, la solidaridad a veces un triste mandato del superyo histórico o también como dijo la pai la ternura de los pueblos, en cualquier caso los escombros estaban determinados desde antes por un modelo económico especifico, la sed estaba determinada desde antes, la vida no debe continuar tan rápido para el poder, sólo para nosotros la calma, todo lo otro es la guerra.

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rodrigo fernandez si pero no
dibujo de una vaca o caballos pistolas
que es una vianesa
la mejor manera de olvidar a una mujer
dentistas chistosos
www gordas gritonas
las mujeres mas potonas del mundo
comentarios de Piñera
para qué lado se desatornilla
bengala en curico
mujeres con calcetas
policias en accion y camila?
frases para el pobre
gordas buscando marido en ny
rasmillada, definicion
vaginazos
no entiendo before sunset
qué hicimos los real visceralistas cuando

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Comemos solos con mi hermano. Pongo la mesa en 15 segundos exactos, un paño para limpieza general, dos vasos, el jarro con jugo helado, y los dos platos. Caliento mis porotos y para él tallarines con huevo. Vemos las noticias. Ya ha asumido que la hora de almuerzo es la hora de las noticias (y no la de Ben 10) y, más que eso, es la hora en que dialogamos en voz alta con la tele. Ahora, por la repetición de este ejercicio de ciudadanía casera, mi hermano repite todas las denostaciones que hemos soltado en contra de Piñera y las pobres gentes que vacilan el cambio como canutos en éxtasis. Así que le explico que el odio está bien, perfecto para nuestra época llena de cuidados y respetos de doble filo, pero debe buscarse sus propios argumentos. Ayer pasaron unas camionetas con banderas por el pasaje y soltamos los correspondientes “¡Cállense chuchasdesumadre!” una cuestión totalmente justa si nos detenemos en la horrible alegría y en lo penoso de sus identificaciones. Como si la vida les fuese a cambiar. Hay mucho de sentido común católico en esas pobres gentes que celebraron ayer como si ALGO HUBIESE PASADO EN SUS PROPIAS VIDAS. Vi incluso gente llorando. “Llevábamos 20 años esperando esto”, “Ha vuelto la democracia”. Lo único bueno que puede salir de esto, a largo plazo, es una revuelta social de proporciones, una cohesión de la izquierda y de los sectores marginados, lo cual puede ser coyunturalmente útil, pero ya sabemos que la mera oposición al enemigo común no basta: todos se vuelven heroes provisorios y despues qué. En cualquier caso, si la derecha es consecuente con lo que ha sido hasta el momento, tendrán lo suyo.

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ame su tedio

“La repetición es la realidad y la seriedad de la existencia”
(Soren Kierkegaard)


Cioran dice que el tedio es la entrada a la conciencia del tiempo, pero podría haberlo dicho cualquiera. “A veces hay que hablar de los demás para hablar de uno”, es lo que me ha posteado una amiga en el documental de Cioran que puse en su muro, supongo que para hablarle de mí, es decir de ella y el insomnio en el insomnio de un rumano convertido al francés –pero la lengua es la única patria, dice-, o del tedio que pasado por la maquinaria filosófica pareciera ser algo distinto de este pasmo de tarde veraniega que nos cae encima democráticamente, ese tedio que pareciera ser el único lugar desde el cual puede surgir algo verdadero, algo distinto a la mera efectividad del ingenuo ánimo conducido a través de la clásica línea de tiempo (que a priori está siempre llena de sentido). A manotazos con las moscas o saltándose olímpicamente la tarde en una siesta –lo mejor es una lata de cerveza al despertar-, barajamos el tedio mediante las mezquinas oscilaciones del ánimo. Cuando ninguna de las miniocupaciones que uno se ha dado sirven, esperamos, casi como se espera que el disco defectuoso funcione en el play porque sí, por alguna mágica conspiración objetiva de cables y chips allí dentro, asimismo se espera uno a sí, a veces atrapado en la pura procastinación de internet (actualmente: obsesión por los documentales). Cambiar de aire es la mejor opción en esos momentos. Ser útil e ir a comprar algo que hace falta al centro. E ir caminando, no en colectivo, lentamente. Con música. Seguro que a la vuelta algo habrá cambiado. Otra buena opción es pillar a alguien en similares condiciones y juntarse, aunque no haya ninguna idea, siempre habrá helados mutantes de máquina baratos, pastos, perros con caras chistosas y, eventualmente, accidentes de tránsito o gente extraña que mirar en la calle. Y quizá a esto se refiere Cioran cuando dice que el tedio es la entrada a la conciencia del tiempo, a este grado cero del considerar, cuando ya no quiere hacerse nada porque debe hacerse algo, esto es, el tiempo odiosa y repentinamente descubierto como algo que nunca fue una propiedad de las cosas sino una intención que debe ser echada a andar a cada momento (a la manera de un descubrimiento no filosofico de las intuiciones puras de espacio y tiempo kantianas). El tiempo que uno es como voluntad y que ante el imparable tiempo de las cosas se ve arrastrado, con o sin propuesta, ese es el tiempo del tedio. ¿Pero es necesario vencerlo absolutamente? “Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar” dice Cioran, sí, pero podemos entender aquí estupidez como voluntad, como la afirmación de que ese salto cualitativo entre el tiempo subjetivo y el objetivo debe repetirse incesamente. En el tedio, entonces, olvidamos la vitalidad de tal repetición, y nos quedamos en el desfase, idiotamente, como si fuese algo que nos pasa sólo a nosotros, o peor aun: como si fuese algo que pasa en nosotros. Y al tedio lo que menos le importan son las biografías, de hecho, lo único que desea es ser asaltado por algo asombroso: espera que caigamos de bien alto para ver si quedamos aturdidos en ese golpe. Pero algo aprendemos, nos hundimos bajo el ficticio suelo del tedio, de una sola zambullida -nuestra ficción contra su ficción-, entonces como luego de un piquero, nadamos hacia arriba, un arriba que es el cotidiano grado cero, el a punto de hacer algo, pero esta vez alcanzado desde abajo. No sé cómo hay gente que se ahoga ahi para siempre.

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“A todos los seres humanos que amo. Les deseo sufrimiento, desconsuelo, enfermedad, abusos, indignidades. Les deseo que no les sea desconocido el profundo autodesprecio… la tortura de la desconfianza ante sí mismo, y la miseria del vencido. No les tengo ninguna compasión… porque les deseo lo único que hoy puede comprobar… si alguien tiene valor o no: que se mantengan firmes”

(Slacker, Richard Linklater)

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sueño que me atropella un tren
que bonito es un entierro con una flor y un perro
buscar amigos por msn
felicidad segun psiquiatras
una situación de inmanencia
ombligos de las chicas del kike morande
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Cenamos los tres, o sea comemos, no sé para qué la solemnidad de “cenar”, si las longas incluso se nos caen al suelo mientras las asamos. Las recogemos, lavamos, y volvemos a poner. He puesto una gringedad absoluta con los subgufer nuevos para que los vecinos crean que somos como los flanders: canciones de navidad de Ella Fitzgerald. Pero la sacamos. Algo más suave, dice mi mamá: Bill Evans entonces. Estamos los tres: madre más sus dos hijos. El momento, como mínimo, amerita apagar la tele, y en vez del usual tragar mirando para abajo, un comer conciente y dedicado. Y termina siendo bonito, una ceremonia laica que celebra esta reciente comunidad. El niño Jesús es la excusa y está bien, total en el fondo a nadie le interesa dogmáticamente, o sea hay amor y esas cosas, pero a fin de cuentas ya nadie necesita de algún mito originario sobre cómo y porqué hay que amar o considerar a los otros. La cristología es entretenida, La Última Tentación de Cristo es bacán, Armando Uribe y su religiosidad problemática es un tema atendible, incluso entrar a una iglesia y quedarse allí sigue siendo una experiencia estética que amerita ser reflexionada, sí, pero el sentido común ya va en el camino genéricamente hegeliano de celebrar las virtudes inmanentes de la religiosidad: más el religare que sus fetiches, más la actividad histórica de volverse Dios -que no es sino la actividad de los Hombres de ser un Pueblo que consigue representarse a sí mismo de una manera satisfactoria- que la teleología histórica de alcanzar un dios que ya es, neoliberalmente, es decir, cada hombre por separado y según sus propios meritos, según su propia competitividad espiritual. Siguen habiendo idiotas fetichistas que van a misa, compran santos, hablan empíricamente de la Biblia, reprenden niños por proferir ingeniosas burlas a la iglesia, y repiten ritos vacíos, sin embargo no hay que haber estudiado ninguna carrera humanista para darse cuenta de que la mayoría de los que dicen ser cristianos son buenas personas (o tratan) que no tienen un concepto adecuado que unifique y de sentido a sus acciones (entonces se agarran del concepto más universal y probado). La experiencia moderna oscila entonces entre el nihilismo (en sus variedades patéticas, festivas, cómicas, etc) y la identificación rápida, suspendiendo así el ejercicio de la comunidad, su constitución, rechazándola por ser la antesala del mal, es decir, de la libertad de negarse al otro, de decirle que no, de ser su “no”. Mi mamá es un claro ejemplo de este primer grupo de cristianos seculares. Habla constantemente de “la energía”, de la relatividad de que el que la lleva sea Jesús o Buda o Superman, lo cual, en navidad, en esta comida específicamente, ha quedado traducido a una reflexión sobre nosotros mismos, este año, nuestros miedos, proyecciones, etc., algo perfectamente razonable que me anima a creer que estas fechas, lejos de ser fechas simbólicas y vacías, son un ejercicio de comunidad. Y eso se le aplica a todas las celebraciones: son arbitrarias, claro, pero generan una discusión acerca de la practica histórica misma que se ha generado alrededor de esta arbitrariedad, una cuestión media tautológica pero qué se le va a hacer, si como que así aparece el sentido.

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«Yo encuentro que la gente que más me quiere a excepción de mi family, es la gente a la que no le gusta silvio rodriguez»
(Eileen)

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