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Archive for noviembre 2009

versos de patio por BLH

1
Un perro que salta hasta su cara.
En sus ojos peludos yo.
La sangre aún fluye en la diferencia.

2
Agua devolviéndose a suerte de pajaros alimentados.
Un hombre disfrutando otro hombre.
Conocimiento abierto entregado en y por el animal.

3
Sobre su piel activa una gorda garrapata,
una verdad inflamada y sincera
absorta con su muerte en su vida.

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colectivero

El colectivero no para de hablar, voy en el asiento de adelante pero no quisiera hacerme cargo, dice algo acerca de lo sucio que está cierto colectivo, hago como que sé de cuál me está hablando, se ríe, meneo la cabeza afirmativamente, cada dos cuadras saluda a algún compañero de trabajo, en el semáforo, en el paradero, o incluso andando, le toca la bocina con alevosía y le grita algo para, acto seguido, voltear hacia mi, entonces apruebo, miro hacia atrás a mi hermano que se encoge de hombros, la verdad quiero bajarme lo antes posible.

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1
Solo hablamos unos minutos sobre penes y vaginas, pichulazos y vaginazos, lo penetrante y la succión, en clave lacaniana de semiebrios. Hace tiempo que no me atraia una mujer delante de ella y, más aún, hablando.

2
Prefiero sentirme como dentro de una película de Woody Allen que dentro de un comercial de cervezas con jóvenes hiperexitados.

3
Muestran en las noticias chilenas una noticia de Bolivia. La Policia de Bolivia ha entregado un retrato hablado y es un dibujo para cagarse de la risa, una guea asi que mi hermano dibujaría. Pasan una y otra vez la imagen, como diciendo que estas cosas no pasarian en Chile:

4
Ya estoy en Curicó. Quedé de dueño de casa con mi hermano. Hice almuerzo, una lasaña falsa, en olla, todo revuelto no más. Después jugamos una copa internacional con Inglaterra y ganamos. En el nivel más difícil ganamos ocho a uno y así en general. Salimos a comprar una casata pero en realidad a pasearnos por los pasajes sin autos. En cada pasaje un juego distinto. Tenis. Pelota. Molestar Perros. O sentados en las cuentas los niños. No sé por qué no le gustan los niños que lo pasan a invitar para que juegue y prefiere quedarse conmigo. Nos sentamos en el living, comemos helado y vemos al Real Madrid. Chuteamos una pelota afuera pero nos aburrimos.

5
El día está bacán. ¿Recordai alguna vez en que tus mejores amigos hayan estado todos felices? Yo no. Quiza sería parecido a lo que creo que pasaria si todo el mundo durmiera a la vez: sería el fin del mundo. Del mundo sensible por lo menos. Lo importante es que el día está perfecto. El tono ocre dle cielo es el adecuado. Y yo mismo, en suspenso, en epojé, quedo adecuado a esto, de rebote. Y esta guea me cambia una y otra vez «epojé» por «enojé». Word culiao que zais. Quién es el escritors ha!

6
Serios problemas de valoración. Intenciones o actos. Intenciones o actos. Como si jamás se hubiese experimentado la agradable combinación de ambos. Como si hubiese sido un buen sueño. Llegamos hasta donde empieza la idiotez de volverse inconmensurable. Llego hasta donde empieza la enumeración de actos cometidos o no cometidos. Uno dice: era simple. Allá dirán: era poco. Siempre más absurdo que trágico.

7
Acabo de ver en la cuestión de las estadisticas del blog que alguien ha llegado aqui buscando en google «gordas con calcetas».

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De Nieve
(…)
¿Dónde está lo real? No hiere preguntarlo ni
importa que uno sepa de memoria
las exactas respuestas del maestro y los suyos
entre los cuales vive tu voluntad. No importa.
Entiendes bien que el solipsismo es una coartada
del poder contra el espíritu.
(…)
es mi fatiga:
ella es la que no se extraña de nada.
(…)
fue el temor
de que nada ocurriera sino sólo en ti mismo
el primero en empujarte en esa dirección.

De La despedida
(…)
Y este negocio de vivir al día no era más que,
a lo lejos, una bonita fachada
con angustiados gitanos en la trastienda.

De Epilogo
(…)
Podemos simpatizar los unos con los Otros,
y eso es más que bastante: eso es todo, y difícil,
acercar nuestra historia a la de otros
podándola del exceso que somos,
distraer la atención de lo imposible para atraerla
sobre las coincidencias,
y no insistir, no insistir demasiado:
ser un buen narrador que hace su oficio
entre el bufón y el pontificador.

Nathalie
Estuvimos a punto de ejecutar un trabajo perfecto,
Nathalie en una casa de piedra de Provenza.
Dirás ahora que todo estuvo mal desde el principio
pero lo cierto es que exhumamos, como
por arte de magia,
todos, increíblemente todos los restos del amor,
y en lo que a mí respecta hasta su aliento mismo:
el ramillete de flores de lavanda.
Es cierto: nuestras buenas intenciones fracasaron,
nuestros proyectos se redujeron al polvo
del camino
entre la casa de Lulú y la tuya.
No se podía ir más lejos con los niños
que además se orinaron en nuestro experimento; pero
aprendí a Michaux en tu casa, Nathalie; una
vociferación que me faltaba,
un dolor, otra vez, incalculable
para el cual las palabras no tienen gusto a nada.
Vuelvo a París con el cuaderno vacío,
tu trasero en lugar de mi cabeza,
tus piernas prodigiosas en lugar de mis brazos,
el corazón en la boca no sé si de tu estómago o del mío
Todo lo intercambiamos, devorándonos: órganos y
memorias, accidentes del esfuerzo por
calarnos a fondo,
Nathalie, por fundirnos en una sola pulpa.
Creer en dios; sólo me falta esto
y completar, rumiando, el ciclo de la baba,
a lo largo de Francia.
Pero sí, trabajamos duramente
hombro con hombro, ombligo contra ombligo
y estuvimos a punto de sumergirnos en Rilke.
No hemos perdido nada:
este dolor era todo lo que podía esperarse;
sólo me falta aullarlo en el momento oportuno,
mi viejecilla, mi avispa, mi madre de
dos hijos casi míos, mi vientre.
«Va faire dodo Alexandre. Va faire dodo Gérome».
Ah, qué alivio para ellos
el flujo de la baba de la conciliación. Toda otra.forma de culto es una mierda.
Me hago literatura.
Este poema es todo lo que podía esperarse
después de semejante trabajo, Nathalie.

Eres perfectamente monstruosa en tu silencio
Eres perfectamente monstruosa en tu silencio.
Ya lo sé; preferible a un razonar
sin otro son que el ton: de vientre para afuera,
de boca para afuera, de corazón para afuera.
Pero me muerde el tiempo con que allá te abanicas;
armado de una pluma, entre el cachorro y la pared,
desnudo
hago como que juego a desangrarme
cuando, entre broma y broma, me desangro.
Como en la infancia pero aún más cruel que la
persecución de todos contra uno
o el castigo por llorar en horas de clase,
este silencio, ese silencio monstruoso
de alguien que te hizo entrar, acariciándote,
a su pequeño circo propio. Romano.

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la clase

Últimamente sueño que me atraso rotundamente, entonces despierto y miro el celular seguro de que la alarma no sonó, pero son las seis, o las siete, y sigo durmiendo. A veces pongo la alarma de nuevo, por si acaso. Me gusta ponerla a las ocho con siete minutos. O a las ocho con veintitrés. Nunca en múltiplos de cinco. El martes me pasó como tres veces el sueño del atraso, estaba nervioso por la clase que tenia que hacer, soñé incluso que me regalaban un noutbuk, que era justamente este día de hacer la clase y me regalaban un noutbuk y me ponía a gueviar en facebook y se me hacia tarde. Así que salí con harto rango de tiempo a la u a imprimir el ejercicio con comic de Liniers, pero en la puerta noté que no traía el pendrive, saco de gueas, volví en metro a buscarlo e imprimí 32 copias. Llegué justo a la hora. Empecé a hablar y empezó el nublamiento, la falta de palabras, la conciencia de qué chucha hago aquí delante de 32 adolescentes, el sudor bajando por la frente, siempre el sudor, por lo menos hicieron silencio, y en un momento hasta rieron, quizá ahí me relajé, “es como cuando somos chicos y dibujamos unas cuestiones horribles y nuestras mamás nos dicen que somos artistas, o cuando somos unos nerd con lentes y frenillos y nuestra madre nos dice que somos especiales, ahí la aprobación de una mamá sirve, le creemos, pero después cambiamos los puntos de referencia, importa lo que digan los amigos, etc etc”. Después el ejercicio, las preguntas, caminar hacia los bancos y responder dudas, y después improvisar, recolectar en la pizarra algunas respuestas y dar los enunciados simples que uno ya trae de antes: 1) Si la originalidad es imposible el mercado usa esto a su favor y ofrece productos subjetivados. 2) Para vernos nos vemos en los otros. 3) Estamos obligados ontológicamente a escogernos.


¿Te sugiere alguna reflexión esta tira? Desarrolla lo que crees que pretende plantearse en cada cuadro y da tu opinión al respecto.


¿Cuál es el asunto en estos tres cuadros? ¿Has estado en una situación similar alguna vez? ¿Por qué cree que los seres humanos se preocupan de cómo los verán? Si considera que puede llegar a ser una conducta negativa o positiva, argumente por qué.

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tren

No abren las puertas hacia el andén sino hasta cuando faltan tres minutos para que llegue el tren. Quizá no estén al tanto de la experiencia estética que para algunos significa el simple hecho de estar ahí sentado, mirando al fondo los vagones en desuso en los que ahora viven vagabundos melancólicos del tipo Un hombre sin pasado de Kaurismäki, o mirando para lado y lado la mera extensión y a lo lejos los autos cruzando con cautela las vías. Y ninguna maquina de café, ningún anuncio publicitario, ni siquiera asientos para acomodarse, la pura extensión. Dos niños que no se conocen saltan desde una banca. Arriba y abajo. Arriba y abajo. Es como si se conocieran desde siempre. Lo repiten una y otra vez y me aburro de mirarlos. Es Lunes y no quiero ni irme ni quedarme. Igual que esos dos niños pero en mí mismo. Estoy aquí sentado con el pasaje en la mano. Lo guardo. Lo saco. Chequeo la hora, el asiento. Es estúpido pero siempre que voy a viajar, y aunque ya sea costumbre, no me siento tranquilo sino hasta que estoy sentado. Le pregunto al guardia por cuál anden viene el tren. A veces viene por el de más allá y hay que cruzar antes de que el primer tren tape la pasada. Pero miro a las señoras complicadas con sus bolsos y las numeraciones del tren y me tranquilizo.
(19.10.09)

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¿Te ai fijado que cuando uno se encuentra o junta con alguien y viene asi como a unos diez metros de distancia te sonreís como idiota hasta que finalmente llega? No me digai que es algo que me pasa a mi no más.

(…)

En realidad acá la tele sigue miserable sabís. Puros gueones y minas bailando y sonriendo y hablando gueas. No te perdis de nada. Cuando maten a Sergio Lagos en vivo o los mapuches se tomen un estelar te avisaré. Ahora en el mega muestran una cantante peruana fracasada. Saben que da la cacha y la hacen ir a restoranes pirujas donde por supuesto le dicen amablemente que aprenda a cantar. El mega, por supuesto amiga, sigue siendo el peor canal de Chile. Una ama de casa la reta reforzando su estatus social. Pobre. Pobres. Pobres gentes. ¿tu me tenis ese de Dostoievski? Ya da lo mismo. Luego un enano de mierda que es explotado en el freakshou de Kike Morandé es besado en una discoteque por unas cinco mujeres absolutamente ordinarias cuyo fin natural es ser penetradas y sonreír. ¿Allá hay programas estúpidos de bailes, concursos? ¿Cuáles son las políticas de premiación del desplante? ¿Hay farándula? Sólo imagino que están enajenados en la elegancia. ¿Entenderán las bromas del pico y el doble sentido? ¿Entenderán que alguien pase por detrás de ellos (quiza al abrocharse los zapatos) punteándolos y diciendo “ejaleee”? Allá te deben asaltar con clase. No imagino robos estúpidos en los que matan a dos niños a hachazos. Parece que te creo que no puede haber pose de malo en francés, o sea en el sentido de malo como gueon pobre enojao feo que asalta una vieja en la calle y cuando llegan los pacos mueve los brazos como tallarines diciendo “y que pa y que tanto acá representando La Pintana no máh pos guacho”. Tengo los prejuicios eurocéntricos necesarios como para creer que allá los gueones saben asaltar y escoger a sus victimas. Imagino que si allá meten preso a un gueón y la cámara lo enrostra su actitud será mas parecida a la de Hannibal Lecter que a la de Zizarro. ¿Sabis, acaso, quién es zizarro? Importa un carajo, en cualquier caso. Todo lo que realmente pase en Chile te lo haré saber cómo corresponde.

(…)

Son raras las economías de justificarse y expiarse. Tenemos la vía Raskolnikoviana de la afirmación violenta, dionisiaca, de lo cometido, que en el fondo es un “sí” vacío y solitario y, por otro lado, está el encogimiento de hombros, la exposición virtuosa de la autonegación, el desdoblamiento que permite arrepentirse de algo, quién sabe desde dónde, desde qué privilegiado podio ontológico. Creo que suelo verme en la necesidad de hacer todo a la vez, de fusionar ambas gueas, mostrando la posibilidad del arrepentimiento junto con la imposibilidad de negar el acto cometido el cual nos abre, no a alguna actitud de remordimiento, sino a otros actos, a otras variantes de lo mismo. A la creatividad en general. Pero para eso hay que estar compenetrado, que el otro no sea un mero otro. Sólo así ese “sí” vacío y solitario puede trascender.

(…)

Madrugada del Jueves. Chile le ganó a Paraguay en amistoso. Con Feli y Julio. Sin cerveza ni mayor ruido. Tallarines y cafecito. Hace un sueño espectacular. Ahora todos los días hay algo en la mañana y me gusta. En adelante me gustaría obligarme a tener algo qué hacer todas las mañanas. Ya no tengo más problemas para dormir. Hoy día fue un día dudoso pero bueno. O dubitativo. Pero los días no están dubitativos, es uno. La cosa es que tuve mi clase personal de griego y me vine acá porque no se me ocurrió cómo matar la tarde allá en la u. Y de nuevo almorcé herbalife. Pedí un gas. Cachai que la Marci se enojó en la mañana porque no iba a haber nadie en el día para recibir un gas. Qué chucha, o sea porque uno no trabaja no tiene derecho a no estar todo el día en la casa. No digo que seamos la esencia del sentido de comunidad, pero te juro que nos entenderíamos mejor con cualquier otra persona del mundo. Finalmente lo que Feli siempre fantaseaba sobre vivir contigo es una guea que seria perfecta. Yo sé que peliamos a veces y gueas, pero si no lavarai la loza en dos días yo sabría que es porque estai triste o algo. Pero filo, al final del próximo año desaparecemos de aquí. Practica tesis egresar trabajar. Inevitablemente saldré de aquí. Me gusta mi pieza a veces. Con los muebles viejos y cayéndose. Con el velador feo. Y eso. Me vine a bañar y a comer y volví a la u a jugar pin pon con el Roberto y a Hegel. Pedro Aznar estaba a las ocho en la feria del libro pero preferí a Hegel. Y Pérez no llegó. Cuec. Pero igual gané: el Roberto me regaló dos libros por uno de John Fante que me perdió hace tiempo: Catedral de Carver y David Golder de Irene Nemirovsky. ¿Cómo vai con los libros que te llevaste? ¿Vai a necesitar más? ¿Te llevaste pedeefes? Ya te estai comprando libros en francés imagino. Tráete harta poesía pos. Podis traducir acá a los desconocidos de allá.

(…)

Parece que escribir en presente es lo que cuenta. Recién me doy cuenta. O sea en lo que refiere a cartas. Pero ya sabís que esto no es propiamente una carta ni un meil. Además, el presente alcanza para decir una sola letra. Son las diez de la noche del viernes seis de noviembre, recién vimos el día de la marmota, la vi cuando chico en el trece y ahora de nuevo. Tendré la foto de Bill Murray en el avatar de msn mínimo un mes. Voy a dormirme no más. El celular se descargó pero lo dejó ahí no más para que no suene. Es raro tener tanto sueño tan temprano. De ese que arruga los ojos. Igual quería hacer algo. Cualquier cosa. Salir a caminar con Feli. Pero ya está.

(…)

Y ya son cerca de las cuatro de la tarde ¿Me merezco mi siete como amigo? Sé que es broma. Pero igual me lo merezco. Sobre todo porque esta posición debe ser la más incomoda de todos los computadores del mundo: de lado sentado en la cama con los pies en el suelo, la columna girada y la pantalla lejos. Pero está bien. Cuando tenga un noutbuk va a ser la gran guea un mes o dos y después nada. Quizá debería encontrar maneras de escribir con una incomodidad tal que trabajen algunos músculos. Filo. A la tarde o a la noche sigo. Ahora vamos con Julio al taller. O sea más marrato pero ahora paro de escribir por columna mala. Me toca leer mis cagás hoy. Cómo si decir cagás ocultara la vanidad. ¿Hay escrito poemas allá? Deberiai aprovechar esa plusvalía ambiental.

(…)

01:33 a.m. Entonces de nuevo termino el día escribiéndote. Gracias: no escribía nada hace mucho. Repito una y otra vez estas dos canciones: time passes strangely de Marx Suozzo y Naima de Coltrane. Creo que esta última es la mejor canción del jazz. Una lentitud perfecta. Estar sólo a veces es una cosa exacta. Un contorno que se ajusta porque sí. Como una canción que es la sensación sin música ni letra de estar siendo un ritmo. Besos y hasta mañana.

(…)

Y eso. Y así. No soy bueno con las preguntas. Estas son las cosas que puedo decir. Quizá debería haber sido un meil más corto. Muchos meils más cortos que favorecieran la comunicación. Me gusta leer así tu vida tranquila. Aunque sea provisoria. Con las partes de melancolía obvia y sobre todo con las cosas bonitas como “La cosa es que me siento bien amigo. Me gusta sobretodo vivir en una ciudad donde a 15 minutos caminando está el mar, donde hay viento y donde nadie me conoce. Donde no soy parte pero sé que aún queda mucho.” o “Camino mucho, leo, pero no tanto. Voy mucho al super. Creo que casi en secreto, compro de a poco las cosas que necesito para vivir y así poder ir al supermercado como una necesidad más bien imperante, como una aventura obligada de ciudad nueva”. Ojalá que me sigai escribiendo aunque yo me demore harto y sólo de pronto mande un meil así.

(…)

Llegué a Curico hoy día, o sea ayer en la tarde, ahora es madrugada, las tres y media, en algún momento la lista de música paró y ya no puse nada más. Lei todo el tren porque no me tocó ventana. Al lado venia una niña a la que nunca le vi la cara. Y Zizek, insisto, es el mejor cuando pasa de interpretar a Lacan a comentar Dogville o –¡cacha pos!- Alien. En la tarde hice un trabajo para didáctica, conversé harto con mi mamá y jugué play con mi hermano. Y ya se acabó el día. Aunque se haga lo que se debe invade una leve falta. Es una guea constitutiva yo creo. Y uno lo toma así o asá. Lo que no se puede es no tomarla yo creo. Ahora imagino que la tengo domada como un gato, ronroneando no más. Pero en cualquier momento se para corriendo y deja la cagada.

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Blue (1978)
Veré nuevos rostros
Veré nuevos días
Seré olvidado
Tendré recuerdos
Veré salir el sol cuando sale el sol
Veré caer la lluvia cuando llueve
Me pasearé sin asunto
De un lado a otro
Aburriré a medio mundo
Contando la misma historia
Me sentaré a escribir una carta
Que no me interesa enviar
O a mirar los niños
En los parques de juego.

Siempre llegaré al mismo puente
A mirar el mismo rio
Iré a ver películas tontas
Abriré los brazos para abrazar el vacío
Tomaré vino si me ofrecen vino
Tomaré agua si me ofrecen agua
Y me engañaré diciendo:
“vendrán nuevos rostros
Vendrán nuevos días”.

Carta a Mariana (1978)
¿Qué películas te gustaría ver?
¿Qué canción te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
A quién hacerle estas preguntas.

Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías a Bach y pensabas volar.

No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.

Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.

Acuérdate que mi signo es cáncer,
Pequeña acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.

Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas
Aunque tú piensas tanto en viajar
Y yo con los amigos tomo demasiado.

Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y estás con quien sabe qué malas compañías,
Mientras aquí hay tan pocas
A quien hacerles estas simples preguntas:
“¿Qué canción te gustaría oír,
qué película te gustaría ver?”

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De Andenes (1961)
Y los viajes de vuelta de vacaciones
Cuando eras –para los parientes que te esperaban-
Sólo un alumno fracasado con olor a cerveza.

De Despedida (1961)
Y me despido de estos poemas:
Palabras, palabras –un poco de aire
movido por los labios- palabras
para ocultar quizá lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.

De Crónica del forastero (1968)
No soñamos con ser medicos, ni abogados,
ni empleados de banco.
Para otros está
el pasear como tenientes con las buenas muchachas del pueblo
(sin embargo, cuánto daríamos para que
apareciera una mujer en el frío lecho de estudiante).
Leemos a hurtadillas bajo el pupitre,
o bajo las sucias ampolletas de las pensiones
a Dostoievski, Hesse, Knut Hamrun…
somos los que viven
al otro lado del río o de la vía férrea.

(…)

Y tú empiezas a sentarte delante de paginas en blanco
condenado a perseguir palabras
más difíciles de atrapar que moscardones entrando
en Diciembre a la sala de clases.

(…)

Soy extraño a toda fiesta para mí mismo

(…)

Yo no temía al infierno profetizado por el cura,
el cielo estaría siempre en el rostro de una muchacha.

Cuando todos se vayan (1971)
Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo mi último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho de la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.

Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.

Como una araña que recorre
los mismo hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de maleza
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio

De Cosas vistas (1968)
6
Sentado en el fondo del patio
trato de pensar qué haré en el futuro,
pero sigo el vuelo del moscardón
cuyo oro es el único que podría atrapar,
y pierdo el tiempo saludando al caballo
al que puse nombre un mediodía de infancia
y que ahora asoma
su triste cabeza entre los geranios.

25
Mientras no cesan los golpes de los dados
tres bicicletas relucientes de frío
esperan pacientes y cabizbajas
afirmadas en la pared de la cantina

29
Un vaso de cerveza
una piedra, una nube,
la sonrisa de un ciego
y el milagro increíble
de estar de pie en la tierra

30
La muerte nos dice que no existe
para que creamos en ella
y la llamemos

31
Los perros ladran en el patio
al invitado triste de los Domingos.
Sólo los gorriones lo saludan.

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el presidente de su cabeza

presidente de la cabeza

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Estoy con la voluntad puesta y retirada en la medida justa. Pienso que siempre dura poco. Pero ahora no sé qué podría salir mal. A veces pienso que seria un profesor bacán. Otras veces pienso que me rascaría los cocos sin darme cuenta y todos se reirían. En unas semanas más lo sabré. Y ni siquiera sé bien qué me alegra. O es que ni siquiera estoy propiamente alegre. ¿Se habla de otra cosa que no sea el ánimo? El animo como psiqué. Si tuviera caracteres griegos quedaría más bonito. La psiqué como soplo interior, ni siquiera alma sino una guea indetectable. El ánimo culiao: su detección como tautología: la detección creadora. Modos de preguntar por el otro que incitan ámbitos reducidos de respuesta. “¿Cómo van las cosas?”, puede preguntarme un tío, entonces no le diré nada acerca del tedio, la soledad, y la intermitente felicidad y en cambio le hablaré de la universidad y la salud. Es el medio infinito el que andamos trayendo, los existencialistas vieron esto, pero no pudo deducirse de allí una política, una ética no individualista. Es una especulación financiera de sí mismo a veces sorda del resto. Un clima de sí ante los otros que son otras geografías. En cualquier caso, a ti puedo decirte que estoy bien, nuestros lugares son parecidos, no nos interesa ni el fondo del mar ni el espacio ni los animales únicos: eso puede encontrarse en cualquier parte. Además, con todos lo dicho hasta aquí, este es un “estar bien” que, a fin de cuentas, no significa casi nada si no se le pone en referencia con su contexto. Y si vemos las cosas asi, notamos que es por eso que es mejor contestar rápidamente cuando nos preguntan cómo estamos. Decir algo que haga que el otro pase rápidamente a lo que quiere decir. ¿Esa es la monstruosidad del otro de la que habla Zizek, ese es el problema del rostro en Levinas?: “Al enfrentarse a un Musulman, uno precisamente no puede discernir en su rostro el rastro del abismo del Otro en su vulnerabilidad, que se dirige a nosotros con el infinito llamado a nuestra responsabilidad” (1), o sea que es tan otro que no nos deja ninguna chance y se vuelve una especie de “grado cero del semejante” (2), un grado cero de la diferencia ante lo cual no cabe sino el horror o la indeferencia. Cachai que el otro día estábamos en una cuestión de poesía en el campus San Joaquín de la católica, ya habían empezado a leer y le estábamos guardando un asiento a una niña del taller, a todos los que se acercaban a sentarse les decía maquinalmente “viene alguien en camino”, y lo mismo hice con una mujer que –y me di cuenta mientras le repetía la frase- llevaba una mascarilla y un parche en el ojo. Supe que estaba mal mientras lo hacia, mientras la frase ya estaba andando. Pero también supe esto: si me veía recular y decirle bueno ya siéntate podía pensar que era sólo porque vi su parche y su mascarilla. ¿O hubiera estado bien? ¿Me pareció tan obvio que tenia que decir que sí que dije que no? O no sé, ni alcancé a pensar. Lo que pasa rápido quizá no amerita ética sino fenomenologia. Une ética fenomenológica. Quién sabe. Me imagino una ética minuciosa asi de qué hacer cuando le pisai el pie a otro. O una fenomenologia de cómo nos sentamos a esperar el metro, cuándo nos sentamos al lado de alguien y cuando nó, una fenomenología de las miradas enfrentadas entre desconocidos. Una vez encontré en una pagina que habían muchos ensayos bacanes uno de una niña que llevaba por titulo: “fenomenologia de cómo aburrirse en las fiestas”. Nunca más lo encontré. Ni googleando. En fin, la cosa es que esta niña volvió a pedirme el asiento, pero esta vez me dijo “la niña que iba a sentarse aquí dijo que estaba bien, que me cedía el puesto” y era cierto, mire pal lado y la caro sólo meneo la cabeza dos veces como diciendo “inhumano culiao”. Y subís qué: al día siguiente la vi en el metro. No creo que otra niña con sus mismas características de mascarillas y ojo parchado anduviera por ahí. Pero no quiero deducir nada de allí.

(1) Slavoj Zizek, Visión de Paralaje, Ed. Fondo de Cultura Económica Argentina p. 116.
(2) Ídem.

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clau

Soñé que estábamos hablando con las Camilas y llegaba la Claudia. Me alegraba enormemente. Tenía el pelo largo. Muy largo. Nos íbamos a otra pieza a hablar. Es como tú, me decia, respecto a la Camila A. Lo primero que hacia era hablarme de algo, no recuerdo de qué, con un tono de voz amable pero siniestro. Siniestro porque mientras me hablaba apretaba mis encías con una cuchara. Durante los primeros diez segundos me quejé riéndome, como alguien a quién están gueviando no más, pero después empezar a gritar. No paraba. Entonces llegó mi mamá. “Claudia, por que le haces eso a Rodrigo”. Y yo, avergonzado, “pero mamaaaa, sale, déjanos”. Sentí que sólo yo podría saber porqué lo había hecho. Por eso cuando desapareció, en ese mismo momento, quizá por el reto de mi mamá, sentí impotencia, la sensación de estar en algo incompleto, de haber estado a punto de tener una especie de revelación a partir de una falla del sistema (que la Claudia se comportara asi no podía sino comportar una gran verdad: esa era mi intuición, no podía ser al azar, algún mensaje debía haber). Al rato me vi en una especie de público, custodiado por un par de peruanos, mirando a una poeta contra Dios, cuyo tema era estar contra Dios. De algún modo llegue a ver las etiquetas que salen abajo asi en la pantalla de la tele (¿?) y decía: “mujer que sufre la enfermedad de odiar la divinidad en todas sus variantes”. Sostuve una conversación con un tipo a mi lado sobre poesía y vida. Convenimos que la enfermedad de esta mujer era no separarlas y vivir en continua performance contra lo divino. Recuerdo especificamente haberle dicho a este tipo “llenar asi de poesía es pura carencia”. Estábamos de acuerdo en casi todo. Yo estaba ahí porque estaba enfermo, porque después que se había ido la Claudia habían decidido que yo estaba loco o cerca: mi familia no entendía que yo quisiera comprender tamaña barbaridad y buscarla. También es raro como desapareció: se esfumo, como un ninja. Entonces volvía con los peruanos (vi cara y sello y salio un sité con peruanos fracalusers, por eso quizá), volvía a donde fuera que fuese el lugar original de esta disputa con muchas carpetas entre los brazos que iban cayéndoseme mientras íbamos rápido apurados no sé por qué. Se me caían al barro. A unas pozas. No sé qué diablos había en esas carpetas.

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Y bueno, adentro lo obvio, las instalaciones, los cuadros, los videos, pasearse, quedarse, pasearse, de pronto verse sólo y mirar alrededor fijándose que nadie te haya visto en ese microsegundo en que te diste cuenta que estabai sólo, nos paseamos y hablamos con propiedad sobre la absoluta ignorancia de uno respecto a las distintas obras, diciendo me parece buena, bonita, grande, tonta, con una copa de vino en la mano, la verdad de todas me quedo con lo de la Betania, porque hubo aporte colectivo, harto trabajo, y las otras no entendí ni gueas de qué trataban. En algún momento pasó adelante y le regalaron una caja grande con oleos. La mamá de la Betania es tan pará en la hilacha. En el buen sentido. No me la imagino con vergüenza de nada. Y el papá es bonito. Es un gordito bonito chistoso. Y te digo esto como si no los conocierai o como si se te hubieran olvidado.

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Los días buenos ni se notan sabís, o quedan para sí mismos, arrugados al fondo de un bolsillo inaccesible. Quiero decir que es como siempre, que las cosas van bien, que hay comida, algunas gentes, ocupaciones, que sacaré, de algún modo, esta carrera y que, dentro de eso, de toda la habitabilidad, no trasciendo hacia nada. Y permanezco. Y permanezco. En la mera habitabilidad

(…)

He dicho que las cosas, como siempre, van bien, pero es mentira: sólo recientemente las cosas van bien. No me acuerdo si te conté que me cambié de casa en Curicó o que estoy yendo a hacer la prepráctica a un colegio. Bueno, a ese tipo de cosas me refiero. Cosas de salud. Cosas de naturaleza. Cosas de casas. Cosas de estudio. Cosas que un día Martes a las cinco de la tarde dan lo mismo, porque se rebota en las mismas cosas, porque en concreto quiero esa cuestión que por ahí llamaste dulzura y que yo no sé cómo llamaría pero es eso.

(…)

Apenas llegué hoy limpié toda la pieza. Recogí un montón de libros que se habían caído hace un mes y los reacomodé. Tengo un líquido multiuso desde que llegué aquí: el envase aun está a la mitad. Puse Toe fuerte, no hay nadie aquí, eso es bueno en estos momentos, que no haya nadie salvo un gato negro en un sillón negro. Sin ganas de comer, almorcé Herbalife de un trago. Y todavía ni te digo qué me ha pasado, quizá ni haga falta, o es que subrayé varias cosas de tú carta y quiero referirme primero a eso, pero no todavía, éste ímpetu de contarse, de situarse, de que sea como un living mental sentados los dos, y eso que odio a la gente que te toma del brazo para que presten atención, ¿he hecho eso alguna vez?, tú nunca, avísame si llego a comportarme asi, ya sea por escrito o por las otras vías. No puedo obviar partir desde la pena culiá y su pequeño horizonte. Todo cobra una homogeneidad lejana. Se acentúa lo transitivo. Una alegría insana de saber que si me muero el mundo sigue. O quizá sea sano pensar asi, porque demás está decirte que ya no fui alguien apto para el suicidio. Es una impersistencia vital la de hoy. Me bajé del metro y me vine sacando en limpio el catalogo emocional de este año y me dije que tener pena determinadamente era mejor que la otra pena indeterminada de domingo por la tarde o de fin de semana nulo acostado. Lo único bueno es que los días nulos ya pasaron. Y todavía no diré nada. Si esto fuera un ensayo quizá estaría correcto en el sentido de plantear el problema sin aun desarrollarlo. También pienso en eso, mucho, hoy sobre todo: pienso en cómo hacer lo correcto, en cómo finalmente siempre me equivoco, al final, cuando creo que todo está pulento.

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sólo se habla de amor

«En el fondo de toda lejania se alza tu casa»
(Hermann Broch)

Dan ganas de referirse a la contingencia inmediata al pobre perimetro a la comentaricidad simple de toda economia espiritual es como si sólo pudiera hablarse del amor su incompletud sus bromas sus modos las precarias actualizaciones que duran lo que duran como si fuera una copia pirata que arruinará lo Real al carajo con los originales incluso con la infancia Teilleriana y su mito rural uno se llena en falso pero igual pesa la textualidad de la ficción o en términos freudianos la positividad de la mentira o sea la invención de un hecho traumatico inexistente  que se vuelve trauma efectivo pero no hay aqui trauma por ninguna parte lo que se desarma es un casi se desarma el monumental a medias pedazo a pedazo me preguntó que cómo nos imaginaba que de ser cómo creia yo que seriamos pero ni hubo que decir algo cuando el propio nombre es dicho demasiado bajo para qué uno se llena asi para callado y luego comenta un 10% de las inutiles proyecciones con la amohada o los amigos comentamos para que sea quiza hablamos o escribimos para que sea andamos buscando lo mismo pero más lejos en las lejanías internas a los otros sus  modos sus bromas de amor quién tenia un libro que se llama sólo puedo hablar de amor o algo asi andabamos buscando ninguna guea al final patibulos patibulos bien decorados son sólo limbos salas de espera colas de supermercado vientecitos unos de otros fue asi desde el principio era obvio sólo queda el sabor la equis en el velador un pinche o dos.

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