¡Ahí tienen! (1913)
Dentro de una hora, a ese limpio callejón
fluirá vuestra adiposidad hombre a hombre como gotas de grasa.
Usted, señor, por ejemplo, tiene col en el bigote
de una sopa dejada a medias en alguna parte.
Usted, señora, por ejemplo, con su cara repintada de blanco
parece una ostra que asoma entre la concha del vestido.
Todos ustedes, tan sucios, con chanclos o sin ellos,
se han trepado a la mariposa del corazón poético.
La turba se restriega enfurecida
y eriza sus patitas de pulga multicéfala.
Y si a mí, un huno rudo,
no me dan ganas hoy de mostrarme simpático,
lanzaré una carcajada y los escupiré,
les escupiré a la cara alegremente,
yo, prodigo derrochador de palabras sin precio.
De La nube en Pantalones (1914 – 1915)
¡No es posible dejar de un salto el corazón!
(…)
Más seguros que los rezos son los tendones y los músculos
¿Por qué habriamos de rogar una limosna al tiempo?
¡Nosotros,
cada uno de nosotros,
sostenemos en nuestras cinco
las correas de transmisión del mundo!
(…)
Y cuando,
procalamando con una revuelta
su arribo, salgan a recibir al salvador,
yo
me sacaré el alma,
la pisotearé
¡para hacerla más grande!,
y asi ensangrentada se las daré como estandarte
(…)
Hoy hace falta
pegarle duro al cerebro del mundo
con una manopla
(…)
Sáquense, transeúntes, las manos de los bolsillos:
cojan una piedra, un cuchillo, una bomba,
y si alguien no tiene manos
que venga a golpear con la frente.
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